Los soldados Aizpuru
En su novela “Línea de Fuego”, escribe Pérez-Reverte sobre la Guerra Civil española: “Es lo malo de estas guerras. Que oyes al enemigo llamar a su madre en el mismo idioma que tú”. De los cuatro hermanos Aizpuru Maristany, todos soldados profesionales, tres lucharon con los nacionales y uno, Gabriel, con los frentepopulistas.
Gabriel era, en 1936, comandante de Guardia de Asalto destinado en Bilbao y un declarado “republicano”. Su hermano Juan estaba destinado con el grado de capitán de Intendencia en el Parque de Intendencia de Mahón en de julio de 1936, señalando su hoja de servicio “en ignorado paradero hasta el 18 de noviembre de 1936 que fue fusilado por los rojos en Mahón”.
Cuando Menorca fue liberada el 9 de febrero 1939 por el Ejército Nacional se supo que Juan se había unido al alzamiento militar desde antes de su iniciación como los demás oficiales de Intendencia de dicha Isla, “siendo hecho prisionero y conducido al vapor Atlante hasta el 18 de noviembre de 1936 en que fue fusilado por la hordas marxistas”. En Mahon fueron asesinados los siguientes miembros del Cuerpo de Intendencia: teniente coronel Juan Carmona Crespo, comandante Juan Aizpuru Maristany, capitanes José Diáñez Trinidad, Wenceslao Fernández-Rajal Pueyo y José Vila Victoria, tenientes Antonio Castro Martín, Lorenzo Niño Astudillo y Luis Tremol Orfila, así como el alférez de complemento Juan Cerdá Bizquerra. El número total de jefes y oficiales de Intendencia residentes en Baleares a principio de julio de 1936 era de 26, siendo los asesinados diez de ellos, es decir, fueron asesinados el cuarenta por ciento, “los caídos por Dios y por España”.
Estos y otros “fascistas” fueron detenidos y recluidos en el vapor Atlante “bajo la custodia de las autoridades de la República”. Los días 18 y 19 de noviembre de 1936 se realizaron varias sacas. En ellas fueron asesinadas 76 personas. Los frentepopulistas ni siquiera se tomaron la molestia de celebrar juicios populares para justificar sus muertes. Los asesinatos se cometieron en el propio puerto de Mahón y otros en las tapias del cementerio de Es Castell, donde hoy descansan sus restos.
En recuerdo de estas matanzas existía una placa dedicada a los “Mártires del Atlante” en el cementerio de Villacarlos, Es Castell, pero la Comisión Técnica de la Ley de Memoria Histórica propuso y logró la retirada de las placas del mausoleo dedicado a las víctimas de la masacre del Atlante por llevar escudo franquista y la inscripción “a los caídos por Dios y por España”, pues “el concepto de «Mártires» no es, en ningún caso, neutral, pues se utilizó y utiliza para reivindicar sólo los muertos de un solo bando (Nacional o Franquista)”. Al Ayuntamiento de Mahon se le solicitó cambiar el nombre de la calle Moll de Llevant por Mártires del Atlante. La propuesta no salió adelante. Posteriormente se propuso la construcción un monumento en recuerdo de estos asesinatos que, a pesar de ser aprobado, no ha terminado por convertirse en realidad.
Mientras que Juan era asesinado en Mahon, su hermano Gabriel resultaba fundamental para impedir que los sublevados en Bilbao no lograsen sus propósitos el 20 de julio de 1936. Los militares rebeldes de la guarnición de Bilbao y los casi dos mil requetés y falangistas vieron frustrados sus propósitos. Algunos jefes militares permanecieron fieles al gobierno. La clave del fracaso del golpe estuvo en la fidelidad del jefe de la Guardia Civil, teniente coronel Juan Colina Guerra y sus 800 guardias civiles, y del comandante de Asalto Gabriel Aizpuru Maristany.
Gabriel Aizpuru, desde un primer momento, se puso de parte del gobierno de Madrid. Gabriel, con sus guardias de asalto, rodeó a los sublevados en el cuartel de Basurto. Con las ametralladoras pesadas con que contaban los de Asalto impidieron la salida de los rebeldes para hacerse con el control de la calle. A las tropas de Aizpuru se sumaron partidas de anarquistas armados que ayudaron a rodear el cuartel de Basurto.
Luego se convirtió en un mando destacado del Ejército de Euzkadi. Estuvo, al principio de la guerra, al frente de una fuerza de 4.800 en los combates del 30 de noviembre del 36 sobre Villarreal, Alto Deba y puerto Arlabán. Hizo toda al guerra con el Ejército Popular de la República.
Gabriel sobrevivió a la guerra viéndose obligado a exilarse en Londres, donde se ganó la vida como friegaplatos, hasta que sus hermanos Luis y Paco, ambos militares nacionales, lograron que volviese a España, a donde regreso para morir en 1954 a los 65 años. Su hijo Ángel Aizpuru Moris, Angelito, hizo toda la guerra en La Legión, para luego, ya capitán, ir voluntario a la División Azul donde ganó una cruz de hierro y una cruz de hierro con espadas para terminar su vida militar como oficial de la Policía Armada, “los grises”. Su hijo pequeño Luis Aizpuru Moris entró en la academia militar Zaragoza, para luego salir teniente de Infantería con primer destino en La Legión, en la que logró servir a lo largo de toda su carrera militar hasta su retiro como coronel.