Guerrilleros antifranquistas
El término maquis procede del nombre de la foresta en Francia, de donde sería adoptado por la guerrilla contraria al Estado erigido por el general Franco a partir de 1939. Inicialmente estuvo formado por combatientes republicanos que no se exiliaron o que al salir de prisión, el rechazo social empujó algunos al monte. En el noroeste se organizaron en torno a la Federación de Guerrillas de León-Galicia, y del Comité de Guerrillas antifascistas (Asturias), que reunían a comunistas, socialistas y anarquistas.
Las agrupaciones guerrilleras tendrán presencia en los núcleos montañosos del Bierzo, Maestrazgo, sistema central y serranías de Cádiz y Málaga. Sin embargo, el aumento de destacamentos de la Guardia Civil enviados contra ellos y el descenso del apoyo social hará declinar a los guerrilleros que irán entregándose o pasando la frontera al extranjero. La represión será fuerte al final de la guerra, el teniente coronel Manuel Gómez Cantos, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, fusilará el 8 de diciembre de 1940 en Logrosán a 28 personas, queriendo repetirlo en Castilblanco, donde la oposición del párroco, don Ambrosio Eransus Iribarren, antiguo capellán de requetés con grado de comandante, evitó una nueva masacre.
No obstante, la Segunda Guerra Mundial con la glorificación de la resistencia propiciará una visión positiva sobre la insurrección armada de tipo guerrillero. La invasión de la URSS por los nazis alemanes causará la declaración de guerra de todos los comunistas del mundo. 10.000 españoles formarán en la resistencia francesa a las órdenes del Partido Comunista Francés.
La liberación de Francia favorecerá que el PCE decida poner en marcha la Operación Reconquista de España, a través de la Unión Nacional, una plataforma controlada por ellos, que procedería en octubre de 1944 a invadir España desde el Pirineo, tomando el Valle de Arán, cuyo hecho provocaría una insurrección popular que derrocaría al gobierno nacional. Por supuesto aquello no se dio y la operación fue un fracaso. El jefe del Estado Mayor del Ejército, general García Valiño encomendó a los generales Moscardó y Yagüe el rechazo a Francia de las formaciones guerrilleras. Los 8.000 comunistas que cruzaron la frontera fueron expulsados, perdiendo 129 muertos y causando 32 a los militares. El coronel Vicente López Tovar ordenó la retirada de sus efectivos al país galo. Sin embargo, López Tovar como Jesús Monzón, quien se encontraba dirigiendo en el interior de España el maquis, fueron acusados de traidores por Santiago Carrillo, quien aprovechó la ocasión para desautorizarles y hacer una purga entre sus partidarios dentro del PCE. Santiago Carrillo se adueñó del PCE y mando asesinar a los lugartenientes de Monzón, al mando del maquis, Gabriel León Trilla, que fue asesinado en Madrid el 6 de septiembre de 1945; Alberto Pérez Ayala también en Madrid el 15 de octubre de 1945; y Pere Canals nada más llegar a Francia.
Jesús Monzón se refugió en Barcelona, donde cayó preso, al ser delatado por miembros del PSUC. En aquellos días acababan de asesinar a Camilo Morales Cortés, jefe local del movimiento de Reus. Será condenado a 30 años de cárcel, pero indultado en 1959, se exilió en México, de donde vendrá a España, durante el periodo del desarrollo, como profesor de mercadotecnia en el IESE.
Las operaciones del maquis comunista se realizaron a través de las “agrupaciones guerrilleras”: la Agrupación Guerrillera de Asturias, Agrupación guerrillera de Levante y Aragón, Ejército Guerrillero de Galicia, Agrupación Guerrillera Asturias-Santander y Ejército Guerrillero de Centro. No obstante, a partir de 1948 Stalin dio orden de suspender sus operaciones junto a la guerrilla griega. Aunque esta última no acató la orden.
Las guerrillas fueron feneciendo por el distanciamiento de Francia como base de aprovisionamiento, la ausencia de apoyo de la población española y el afianzamiento del régimen a partir de 1953 con el fin del aislamiento internacional. Las partidas van desapareciendo y el cerco se va estrechando, la supervivencia en el monte se hace dura, manteniéndose a través del secuestro, y el robo, que les ahuyenta el apoyo local. Los asesinatos de párrocos, guardias civiles, cargos municipales y ganaderos que se niegan a dejarse robar, los va convirtiendo en viles bandidos.
Uno de los casos más sangrientos será en 1946 en Gúdar, cuando por la detención y posterior suicidio de la mujer del guerrillero Florenci Guillén “el Pinchol”, quien había participado en el asesinato de seis personas, la partida guerrillera de “el Pinchol” asesinó en el pueblo a seis guardias civiles, a la esposa e hija de uno de los números y a ocho civiles, dos matrimonios y tres hijos de ambos, de siete, nueve y doce años de edad, más una anciana de sesenta y cuatro. En el mismo año hicieron descarrillar el tren de Guamer a Mora la Nueva, ocasionando cuarenta muertos y más de cien heridos.
Secundino Serrano en su obra «Maquis. La historia de la guerrilla antifranquista» habla de la terrible paradoja de los héroes en Francia transformados en bandoleros en España. El mejor historiador del fenómeno maquis, el clásico “El Maquis en España” de Francisco Aguado Sánchez, nos dice cómo de 1944 a 1952 el maquis asesinó a 953 y cometieron 845 secuestros, sabotajes y 5.963 atracos.
Según datos del Ministerio de Interior, los 1.826 enfrentamientos entre los maquis y las fuerzas del orden provocaron 12 fallecidos del Cuerpo General de Policía, 11 de la Policía Armada, 27 del Ejército y 260 de la Guardia Civil. A su vez el maquis tuvo 2.173 muertos y otros 3.387 detenidos. Entre el armamento intervenido estaban 24 ametralladoras, 3.525 armas largas (fusiles, rifles y escopetas), 516 subfusiles, 3.075 armas cortas (pistolas y revólveres) y 7.804 artefactos explosivos. A estos hay que añadir los 953 civiles asesinados por el maquis, la mitad de sus 834 secuestros acabaron con el asesinato del retenido y 103 en sus atracos. Las fuerzas del orden detuvieron a 17.861 cómplices y enlaces del maquis, según Luis Suárez en su obra «Franco. Los años decisivos. 1931-1945. Barcelona, Ariel. p. 268». En total el maquis acabó con la vida de 1.260 personas.
Los últimos maquis serán el anarquista Francisco Sabater Llopart, “Quico”, quien murió en la noche de de enero de 1960 en Palol de Revardit (Gerona), después de matar al teniente de la GC Francisco de Fuentes; el también anarquista Ramon Vila Capdevila “Caracremada”, que murió el 7 de agosto de 1963 en una emboscada en Rajadell (Barcelona), y el comunista José Castro Veiga “O Piloto”, quien murió tiroteado el 10 de marzo de 1965, en la parroquia chantadina de San Fiz (Lugo), después de robar 15.000 pesetas a un vecino de Lamagrande. Será quien pase a la posteridad como el último bandolero del campo español, cuando entró en el como un maquis comunista.