Opinión

La lucha por el feminismo

Durante semanas PSOE y Podemos han buscado acaparar el feminismo este 8-M. En esa carrera, unos y otros han puesto el acento en la injusta brecha salarial y la desigualdad de género en el trabajo, abogando por sancionar a empresas que paguen menos a mujeres o que eludan una representación equilibrada en sus consejos de administración. El combate partidista, sin embargo, ha obviado otras fórmulas que parecen no haber calado en la izquierda. El socialismo desea que España emule a Islandia, pero hubiera podido fijar su mirada en otros países ejemplos en conciliación. La existencia de redes de guarderías accesibles, servicios de apoyo en el hogar, deducciones fiscales, ampliación de permisos de paternidad, excedencias más extensas con cobertura económica, teletrabajo, subvenciones por hijo, además de la flexibilización de horarios. Son medidas orientadas a facilitar la vida laboral y personal de las mujeres. Romper otro techo de cristal, por tanto. Y rondándolo todo, la huelga. Los socialistas han optado por dos paros parciales.

Podemos, con su sempiterna «genética revolucionaria», a lomos de una plataforma de organizaciones feministas-anticapitalistas, escrache a la ministra Dolors Montserrat y a otras mujeres del Partido Popular por medio, hubiese querido «incendiar» el país apoyándose en el denominado «Bloque Combativo» que ha organizado piquetes y concentraciones. Visto lo visto: fuegos artificiales. El PP, mientras, ha ido trasteando. Con miedo a participar en algo que no estaba invitado. Como si en cuestiones sociales sólo la izquierda pudiera expedir permisos de «progresista». Hace tan sólo unos días circuló un argumentario renegando de una convocatoria que «promovía el enfrentamiento». Hubo dirigentes populares a quienes chirriaron los términos empleados. «Es la comunicación, estúpido». De hecho, el propio Mariano Rajoy ha surfeado la cuestión como mejor ha podido, cuidándose de entrar en nuevas polémicas, incluso echando agua sobre las declaraciones más beligerantes con la «huelga feminista y anticapitalista» de algunas ministras. Lástima. Considero que han perdido la oportunidad de participar, de forma razonable, en un debate que enlaza con las preocupaciones de millones de ciudadanos y en el que los populares son paradigma, sin cuotas, por tener a mujeres en las más altas responsabilidades.