Opinión

Primarias de Rajoy

En Génova se vivió lo que los cursis (y los de Podemos, entre otros, con sus votos telemáticos bajo sospecha), llamarían «fiesta de la democracia», claro que como el que elegía era el PP se ha tildado de «chapuza» y «cacicada», entre otras lindezas. No hay quien perdone a la derecha, menos aún si se mete en territorio de la izquierda. Los populares se estrenaban en estas filosofías de la modernidad, y como con la portavoz(a) del Gobierno, la ministra de Educación, poco didáctica todavía, no está mal otorgarles el beneficio de la duda hasta que aprendan porque, visto está, no tenían ensayada la ceremonia.

Estas primarias endiabladas no estaban pensadas para que se presentaran Cospedal, Casado o Santamaría, sino, como confiesa un dirigente del proceso electoral, «para Rajoy» por si decidía dar el paso a la reelección. Eran las condiciones del marianismo que pasaría el trance por aclamación. Pero llegó la censura y la dimisión del expresidente. Ni daba tiempo ni era el momento de cambiar las instrucciones a mitad del partido. Hubiera sido como si en el Mundial ya no valiera el VAR. La historia futbolística tendría que reescribirse. Y la del PP también. Se quedaron los candidatos a merced de la corriente. Sin Rajoy, pero con las reglas de Rajoy. Y así el padre benefició que sus vástagos tuvieran su primera vez. Siempre inolvidable.