
El buen salvaje
Franco, Franco (y lo del culo blanco)
El feminismo cheli repite que las mujeres no podían abrir una cuenta corriente sin la autorización de sus maridos. Efectivamente, así era, al igual que en la república francesa hasta 1965. En Gran Bretaña no les fue permitido hasta 1975
El año que entra no habrá efeméride comparable para las huestes del sanchismo. Hay que acicalarse para lucir bien en la pasarela franquista, que es como aquella de Fellini en «Roma» en la que los cardenales mostraban el último grito en sotanas y ribetes escarlatas. A falta de un listado de asuntos de los que presumir, el Gobierno saca de lo que pueden presumir los que estuvieron antes, ¡incluso el propio Franco! A ver qué tiene que echar en cara Yolanda Díaz en legislación laboral a su paisano. Claro que el mercado era otro, el global, no el español. Inventar un comparetómetro es absurdo y resultaría falso. Pero es lo que harán cuando el saldo les sea favorable. Básicos hasta el final.
Hay mucho bulo con el tardofranquismo en los que la oficialidad abunda y no desmiente. Una dictadura se descalifica por sí misma, no hace fata culparla de pecados ajenos con el fin de que el populacho exclame aliviado. Ya sabemos que Franco tenía el culo blanco, según la canción infantil que se recitaba de chufla en su ocaso. En un periódico de la izquierda pata negra un colega recordaba con épica cuando se cantaba lo del culo blanco. ¡Pero si lo hacía todo el mundo como lo más normal! No había que esconderse en la clandestinidad donde supongo que tratarían de temas más profundos e interesantes para el futuro del país. Hombre, ganar la guerra con una canción blanca del culo blanco no llega a la final del Falla.
El feminismo cheli repite que las mujeres no podían abrir una cuenta corriente sin la autorización de sus maridos. Efectivamente, así era, al igual que en la república francesa hasta 1965. En Gran Bretaña no les fue permitido hasta 1975. Este es solo un ejemplo romo. Echar más leña a Franco, al último Franco, no hace que la hoguera arda en la dirección que el marketing sanchista quiera. Quiero creer y creo que el mundo libre no empezó con Bárbara Rey y todas esas mujeres, que hoy llaman en «prime time» «empoderadas», a las que les ponían un piso,y eran capaces de decir no a Adolfo Suárez. Es curioso que en un momento en que se debate el fin de la prostitución nos fascine tanto la «fulana» de toda la vida. Y que nadie se dé por aludido/a. El mundo libre lo hicieron nuestras madres, algunas muy fachas, a base de pucheros, potajes y demostraciones de Avon.
Mejor no mencionar las fosas y las cunetas porque es un tema serio y quien lo haga en este entorno merecería arder en el infierno de la memoria por frivolizar con nuestros muertos. Aviso.
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