Opinión

El enigma andaluz

No se entiende. Andalucía tiene –excepto Ceuta y Melilla– la tasa de paro más alta de España, a diez puntos de la media nacional. El 46 por 100 de sus menores de 25 años está desempleado. La renta per cápita es de 18.000 euros, lejos de la española de 23.000. ¿Cómo es posible que se vote mayoritariamente al partido que lleva 40 años en el poder?

Según el propio CIS de Tezanos, el 60 por 100 de los andaluces dice querer un cambio. El 80 por 100 piensa que está peor que en la crisis y el 60 por 100 califica mal la gestión del PSOE. Sin embargo, las encuestas ponen todas a Susana Díaz en cabeza. Resultados tan estáticos son propios de pueblos muy conservadores, muy atados a sus costumbres. Gente que desconfía de las novedades y prefiere lo «malo conocido a lo bueno por conocer».

Los pueblos muy antiguos son así. Los chinos o los indios aceptan gobiernos de hierro y usos ancestrales sin rechistar. Obedecen las circunstancias. Siguen a los jefes. Valoran las pequeñas ventajas y no anhelan en exceso.

El 40 por 100 de los andaluces vive en el medio rural. En cambio, el otro 60 por 100 del voto viene de capitales y ciudades de más de 100.000 habitantes. Ni unos ni otros emigran en exceso, comparados con otras autonomías. Quizá están a gusto. Tal vez mienten cuando dicen que quieren cambio. Puede que solo quieran mejorar lo que ya tienen ¿A quién no le gusta Andalucía? Resolver este enigma exige estudiar a Mao y Gandhi.