Opinión

España vista por el Nota

Lo había subido el otro día un amigo en Facebook. La escena del Gran Lebowski del funeral del Doony, fallecido de un infarto de miocardio a la puerta de una bolera. Sus amigos, Walter y el Nota arrojan sus cenizas al Pacífico y el primero se marca un discurso, sobreactuado y fake, sobre los chicos que murieron en Vietnam y blablablá. Normal que el Nota explote: «¡Maldita sea Walter! ¡Eres un puto gilipollas! ¡Acabas convirtiendo todo en una parodia, tío! ¿Qué era esa mierda del Vietnam? ¿Y qué cojones tiene que ver este asunto con el Vietnam? ¿De qué cojones estabas hablando?». Pues bien, eso es la política española ahora mismo.

Pasen y vean. Lean y lloren. Mediten sobre el manifiesto del 8-M, engrudo de simplezas revolucionarias para consumo de adolescentes sedientos de épica cascabelera. Qué tal los valientes apóstoles de la libertad en tierras catalanas, las Rahola, Talegón, Suso y etc.. O Pablo vuELve Iglesias y los presos políticos, que algunos días me pregunto qué susurrarían de él y de sus políticos presos, por golpistas, los presos políticos de cuando entonces, y en otras ocasiones me da por recrearme en sus discursos sobre el pueblo unido jamás será vencido mientras contemplo la garita de la Benemérita a la puerta del chalé. O Monedero, todo él puro fake, con sus lacrimales transformados en el río Orinoco por Chávez y sus terraplanistas teorías sobre el jaco y el País Vasco. Qué decir de Santi Abascal con doce de los suyos, polvo, sudor y hierro, rumbo al destierro junto una comitiva de toreros o asomado al balcón con ojos de Hernán Cortés de Monroy y Pizarro mientras calcula la conquista del imperio azteca.

O Pablo Casado, gran amigo del rey Don Pelayo, en vísperas de la decisiva batalla de Covadonga. De Carmen Calvo, profesora de derecho constitucional que parece no haberse leído la Constitución, o de la portavoz Celaá, que no hace públicos los informes de la Inspección de Educación porque vete a saber, pues en fin. Por no hablar de Pedro Sánchez, Teo en Falcon, que dice o hace blanco o negro según sople el terral de las encuestas. O Albert Rivera cosido a un lacito morado, él que ayer no más decía que el feminismo del 8-M patatín. ¿Pablo Echenique? ¿Irene Montero? ¿Adriana Lastra? Escuchen al Nota. Nos tiene calados.