Opinión

Pongamos que hablo de Madrid... y nada más

Entre las muchas decisiones que tomó el Ayuntamiento de Madrid, en los años en los que Alberto Ruiz-Gallardón fue alcalde, un gran alcalde, hubo dos relacionadas con el fútbol muy positivas para los dos clubes más importantes de Madrid, aunque mucho más beneficiosas para la ciudad. El apoyo e impulso de las operaciones urbanísticas encaminadas a que el Atlético dejara el Manzanares y la construcción de un gran y moderno estadio sobre el de la «La Peineta», que se erigió por la acertada iniciativa del presidente Leguina y su consejero Lissavetzky. Ese estadio había perdido su razón de ser por la sinrazón del COI. El éxito del flamante Wanda Metropolitano y la desaparición de ese enorme espacio de cemento sobre ese nuevo parque Madrid Río, creado con el soterramiento de la M-30, certifica el éxito.

En aquella decisión, como en la de la remodelación del Bernabéu, el único motivo que movió a Gallardón y a los responsables municipales a iniciar los trámites para conseguir que Madrid tuviera unos referentes arquitectónicos, deportivos y turísticos, como esos dos nuevos estadios, fue el indudable beneficio que tendría para los madrileños, mejorando el atractivo ya inmenso de la capital de España en el mundo, atrayendo más visitantes y eventos como la final de la Champions de este año, que se ha conseguido que se juegue en el Wanda.

No era de fútbol de lo que hablaban los responsables del Ayuntamiento de Madrid. Pongamos que, como el maestro Sabina, se hablaba de Madrid, allá donde se cruzan los caminos. Nuevas corporaciones municipales han seguido la misma línea, y será otra la que verá culminada esa gran obra, que será sin duda un nuevo icono de esta maravillosa ciudad.

A quien, proviniendo de una familia no aficionada al fútbol, siendo un crío, hace ahora 50 años, se acercó a las oficinas de la calle Concha Espina para hacerse socio, con el regalo de su madre de que pagaría cada dos meses el recibo que el cobrador del Madrid llevaría a su domicilio, no hace falta decirle que lo que más emociones, pasión y alegría despierta en el fútbol son los goles, las victorias y los títulos, y en esto también el Madrid es el más grande. Pero no olvida que en la historia del mejor equipo del mundo, uno de los dos mejores presidentes del Madrid, tomó, con valentía, la decisión de construir un nuevo y colosal estadio para aquella época, en Chamartín. Sin esa apuesta, sin ese campo de estrellas, mucho de lo que ocurrió después, no hubiera sido posible. El otro presidente también mira sus laureles con respeto y emoción. ... Y nada más