Opinión

La telonera

Está enfadada y no lo disimula ante los suyos. Susana Díaz sabe bien que la rivalidad con Pedro Sánchez se mantiene, aunque haga de tripas corazón en esta campaña. «De adversaria a telonera», dicen en Ferraz sobre el papelón que tiene la antaño presidenta ahora destronada. El comentario le llegó y la enfureció, lo que se tradujo en no llenar los dos aforos en que hasta el momento ha intervenido el líder socialista. El primero en Sevilla tuvo muchos huecos y, para colmo, Sánchez se deshizo en halagos hacia María Jesús Montero. La ministra de Hacienda es una mujer en auge, goza de total confianza del presidente y se perfila como la sucesora de la propia Susana, algo que ella y sus todavía fieles se preparan para combatir. Pero la tensión aumentó durante el mitin en Dos Hermanas, cuyo alcalde, Quico Toscano, es la auténtica bestia negra del «susanismo». Toscano es un eterno enemigo de la ex presidenta, destacado activista en las primarias a favor de Sánchez y no se corta un pelo en criticar a los «susanistas». Estos, por su parte, le acusan de ir enredando con militantes, captar simpatizantes y minar la imagen de Susana, por lo que le llaman «el cuatrero». Las cosas se complican, aunque todos disimulan, ya que Andalucía es un feudo esencial para lograr una victoria en las generales. Sánchez tiene previstos varios actos en los que Susana tendrá que seguir haciendo de telonera. Algo que sus leales llevan con disgusto. Entre ellos, sus fieles espadachines Mario Jiménez, Juan Cornejo y el hasta ahora diputado Antonio Pradas, su hombre de confianza en Madrid, barrido de las listas al Congreso. «Es una batalla política a cara de perro», reconocen los socialistas andaluces, sabedores de que están atrapados: si Sánchez no logra un buen resultado en Andalucía, las culpas también le caerían a Susana. «Va a ser una lucha sin cuartel», advierten desde Madrid, dónde otra enemiga de la ex presidenta, Carmen Calvo, mueve también los hilos a favor de María Jesús Montero, la gran apuesta de Pedro Sánchez.