Opinión

La economía y el resultado

Las urnas suelen ser más transparentes que la economía. Y eso que los resultados electorales ofrecen varias alternativas de Gobierno, aunque Sánchez prefiera un gabinete en solitario con apoyos puntuales. Los agentes económicos reclaman estabilidad y las agencias abogan por un ejecutivo con tintes centristas frente a otro virado hacia la izquierda. Nada nuevo bajo el sol. S&P retrasó una mejora de la nota de España a la espera de lo que ocurriera y su competidora Moody´s junto con grandes inversores desean un Gobierno sólido que ponga en marcha las reformas que necesita el país, ausentes desde hace años. Los mercados suelen ser los primeros en mostrar sus cartas. Por primera vez tras unas elecciones, la bolsa cerró con una subida, aunque de dos centésimas. La prima de riesgo mejora a los 100 puntos básicos. Las reacciones llegarán cuando se tomen decisiones y España tiene una larga lista de cuestiones por resolver.

Desaceleración. La economía española mantiene un diferencial de crecimiento respecto a la Eurozona, con un avance del 2,6% en 2018. Uno de los retos es mantener esta velocidad de crucero para converger con Europa. Otro desafío es reducir las desigualdades territoriales. El INE revela que Madrid lideró el avance económico el pasado año con un 3,7% mientras Murcia cerró la lista con incrementos del 1,5%.

Deuda pública. Es una de las herencias de la recesión que no se ha corregido. El ratio deuda pública/ PIB ronda el 100%, lo que estrecha el margen de maniobra del Gobierno para encarar una nueva crisis. España despidió el año con un déficit inferior al 3% y abandonará el Programa de Vigilancia pero tendrá que negociar con Bruselas los nuevos objetivos.

Impuestos. El PSOE ha ganado las elecciones con un programa que prevé incrementos tributarios a las rentas altas o de capital. También intentará recuperar proyectos incluidos en los presupuestos fallidos, como la Tasa Google, la de transacciones financieras o la subida al diésel. Aumentos de presión fiscal que pueden acelerar el frenazo económico.

Pensiones. El pago de pensiones crece a un ritmo del 5%, en términos homogéneos. En abril se marcó nuevo récord al abonar 9.600 millones de euros con un agujero de 18.000 millones en la Seguridad Social. Habrá que ver cómo se recompone el Pacto de Toledo, clave para armar una reforma que dé estabilidad al sistema. El envejecimiento está horadando el modelo de reparto, con 2,2 trabajadores por pensionista.

Mercado laboral. El mercado laboral tiene un capítulo aparte en los manuales de economía. Es una constante española contar con una tasa de paro el doble de alta que la de nuestro entorno, ya sea en recesión, crisis o recuperación. Ahora en el 14,70%, según la EPA. Precariedad y temporalidad son retos a resolver, hoy y hace 20 años. A todo esto, los acuerdos sobre formación son fundamentales ante la automatización creciente cuando la digitalización es algo más que una pantalla de ordenador.

Globalización. El FMI se desgañita advirtiendo de un frenazo en la globalización económica. La OCDE y la UE hacen lo mismo. La paralización de países como Italia o Alemania golpea a las exportaciones españolas. Europa ha estado ausente de la campaña. Los Pirineos no nos aíslan. La economía española es de las más abiertas del Continente, nuestra industria depende de las ventas al exterior y el turismo del viajero británico.

A esto hay que añadir la transición energética, el encarecimiento de la vivienda, en especial en alquiler, y la pérdida de peso de la industria. En un país que necesita, sobre todo, fábricas para elevar rentas y estabilizar empleos.