Opinión

Escandinavia xenófoba

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. El cielo estaba deshabitado, la tierra, mayormente España, era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, Dijo Dios: «Haya luz», y nació Cataluña. Vio Dios que Cataluña estaba bien y acto seguido creó a los cataluyenses, sección lazi, y los puso a ver vídeos. Los cataluyenses descubrieron entonces que existe la policía, que entre sus unidades figuran los antidisturbios y que si intentas fastidiar el trabajo que les ha encomendado un juez, la policía, los antidisturbios, sacarán las porras. Básicamente de eso, del prodigioso hallazgo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por parte de los buenos cataluyenses fue ayer la sesión videográfica. Más concretamente las defensas tratan de demostrar que las concentraciones fueron siempre pacíficas y que los agentes irrumpieron cual sierpes rabiosas decididas a liquidar cualquier revuelta a golpe de defensa reglamentaria y a por ellos, oé. A la gente, ay, le duele España. Uno de los dolidos o dolientes reprocha a los policías su comportamiento en términos unamunianos. «¿Cómo me voy a sentir español? Me duele España, me siento mal por esto. Vuestro comportamiento no es digno de un español».

Carreras, gritos, profusión de hijos de puta bien picados junto a frenéticas demostraciones de bienhumorado civismo. Lo normal cuando el poder, caprichoso y despótico, te impide celebrar un referéndum para liquidar el país sin contar con el resto ni más obligación que la de darle gusto a cuerpo. Si sería despótico el Tribunal Constitucional que pudimos trasegar los vídeos con el dulce regusto de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, que será citada por la fiscalía en sus conclusiones. La fiscalía, por cierto, añadió una petición extra. Básicamente que en caso de condena el Tribunal aplique de forma expresa el artículo 36.2 del Código Penal, de tal forma que si la duración de la pena es superior a cinco años los reos no tengan acceso al tercer grado hasta el cumplimiento de la mitad de la pena impuesta.

Por si la Generalidad aplicase a los golpistas el mimo ya ensayado con Oriol Pujol. Precauciones con las que parchear la dimisión del Estado, y la deslealtad de algunos de sus servidores, en parte del territorio. Luego dijo Dios: produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así que llenó Cataluña de charnegos y hubo que inventarse una república, escandinavia xenófoba a orillas del Mediterráneo.