Opinión
El Mont Blanc se deshace
Ismael Monzón. Roma
El glaciar de Planpincieux, de 250.000 metros cúbicos, corre un alto riesgo de venirse abajo; en las últimas semanas las pérdidas por derretimiento han superado el medio metro diario. El Mont Blanc -que comparte frontera con Italia y Francia- es la cima de la Europa occidental. Existen 4.000 glaciares aquí, aunque los expertos calculan que para 2050 todos los que se encuentran por debajo de 3.500 metros desaparecerán.
La semana pasada, mientras en Nueva York se celebraba la Cumbre de Acción Climática de las Naciones Unidas, una noticia le recordó a Italia los efectos directos del calentamiento global. En la cara italiana del Mont Blanc, una de las cimas más emblemáticas del país, una enorme masa de hielo se está derritiendo. El tema ocupó durante días portadas de los periódicos, abrió los informativos y se difundió a toda velocidad por las redes sociales, algo muy inusual en este país cuando se trata de asuntos ambientales.
La voz de alarma la dio la Fundación Montaña Segura, una asociación que se dedica al estudio de los fenómenos climáticos en la zona de los Alpes. Según su último informe, el llamado glaciar de Planpincieux, de 250.000 metros cúbicos, corre un alto riesgo de venirse abajo. Cada día las altas temperaturas provocan que la pared de hielo ceda entre 30 y 35 centímetros, aunque en las últimas semanas ha habido jornadas en las que las pérdidas superaban el medio metro.
Jean Pierre Fosson, director general de Montaña Segura, señala al teléfono que “la situación sigue avanzando muy rápidamente y ya se están produciendo derrumbamientos de pequeñas dimensiones”. De los 250.000 metros cúbicos en peligro, hay una masa de hielo equivalente a una décima parte que “se está desprendiendo y podría ser la primera en caer”. Con el resto del glaciar los expertos todavía no quieren hacer pronósticos, porque depende en gran medida de la evolución de las temperaturas.
Los técnicos habían planteado tres escenarios: que el glaciar se derritiera por completo, que aguantara hasta noviembre y con la vuelta del frío se aplazara el problema hasta el próximo año o que empiece a caer en pequeños pedazos. Esta última parece ser la hipótesis que se está cumpliendo actualmente. Las autoridades instalaron la semana pasada varios radares que permiten vigilar los avances de forma mucho más completa durante las 24 horas del día. El nuevo sistema sustituye a las dos viejas cámaras que hacían fotografías de la zona.
El deshielo, sin embargo, no es un fenómeno nuevo en los Alpes. Durante los últimos 30 años los glaciares de esta cordillera han perdido la mitad de su superficie. “El cambio climático provoca que cada año perdamos 2 kilómetros de extensión glaciar, es algo que no ha parado de crecer”, sostiene Fosson. En el Valle de Aosta, donde se ubica esta parte del Mont Blanc, hay todavía unas 180 paredes glaciares que representan un 3% de la superficie de la región.
Pocas horas después de conocerse que los desprendimientos podrían arrastrar una gran masa de hielo, los medios italianos comenzaron a especular que una parte de la población podría estar en peligro. Sin embargo, en la localidad de Courmayeur, la más cercana al glaciar de Planpincieux, sólo se han cortado al tráfico 700 metros de carretera. Su alcalde, Stefano Miserocchi, sostiene que “ha habido un alarmismo exagerado, se ha asegurado la zona que podría verse afectada, pero todo está bajo control”.
También en conversación telefónica, el alcalde añade que “estos fenómenos se producen de forma ordinaria, por lo que las últimas noticias no han pillado por sorpresa a los vecinos”. Lo que sí ha cambiado es “la sensibilización de la gente hacia estos temas, ya que se trata de un hecho que atestigua que el cambio climático tiene efectos reales y que influyen en nuestro día a día”.
Courmayeur es una localidad de menos de 3.000 habitantes, pero el pasado viernes decenas de ellos se sumaron a las manifestaciones contra el cambio climático organizadas en todo el mundo. Los niños se saltaron las clases y salieron a las calles, acompañados en muchos casos por sus profesores. A las consignas repetidas en otros rincones del planeta, a las faldas de los Alpes sonó una muy particular: “Tú has roto nuestro glaciar”, se leía en una de las pancartas que portaban los jóvenes, según The Guardian.
Mientras tanto, los ecos de todo esto retumbaban en Nueva York, donde el primer ministro, Giuseppe Conte, anunció una visita al Valle De Aosta para evaluar la situación. “La noticia de la zona del Mont Blanc que corre el riesgo de colapsar es una alarma que no puede dejarnos indiferentes. Debe sacudirnos a todos y movilizarnos”, dijo desde el púlpito reservado a los mandatarios en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El Gobierno italiano ha anunciado, además, un plan de inversiones verdes, pero ya ha sido criticado por distintas organizaciones por no destinar los suficientes recursos.
Según el director de Montaña Segura, “los glaciares son parte del patrimonio de la zona, por lo que su pérdida supondría, como mínimo, una parte del valor de esta región alpina”. “Representaría una modificación de nuestro paisaje, pero es que además son una importante reserva hídrica, por lo que quedarnos sin el Planpincieux significaría quedarnos sin una parte del agua que ahora tenemos”, agrega el responsable.
Con 4.810 metros, el Mont Blanc -que comparte frontera con Italia y Francia- es la cima de la Europa occidental. Sólo algunos picos del Cáucaso, en Rusia, lo superan en altitud. En los alrededores del macizo italo-francés todavía existen 4.000 glaciares, aunque los expertos calculan que para 2050 todos los que se encuentran por debajo de 3.500 metros desaparecerán. En la práctica, esto significa que sólo se mantendrán los de los Alpes Occidentales, ya que en el centro de la cordillera y los Alpes Orientales las montañas son más bajas.
Hasta ahora todavía es posible encontrar capas de hielo por debajo de 3.000 metros durante el verano, que preservan los glaciares y permiten la creación de otros nuevos en el invierno. Sin embargo, las temperaturas medias de los últimos 15 años impiden que esto pueda seguir ocurriendo. El fenómeno afecta a las cadenas montañosas de todo el mundo, mientras que la desaparición de glaciares en Groenlandia pondrá en peligro islas y localidades turísticas en las próximas décadas, según el último informe de la ONU sobre calentamiento global.
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