Opinión
Susana Díaz, ERE que ERE
A decir de algunos, los andaluces siguen abanicándose aunque haga frío. No nos conocen. Andalucía no saca cacerolas a la calle porque tiene que llenar las que tiene en casa. De otra manera, Cádiz no sería Cuba en apariencia sino Chile, que se desvía de la ruta emocional y hasta rumbera. Durante cuarenta años estuvieron gobernados por una «happy pandi» de políticos que primero intentaron hacerlo bien y luego quisieron hacerlo mal, que era la manera de quedarse eternamente. La eutanasia es una «meta ética» para las personas pero está visto que no para las personas. Hace tiempo que el PSOE debió desenchufarse, solicitar el suicidio asistido. Había, sin embargo, mucho dinero en la mesa de póker, mucho burdel al que dar de comer y mucho «tieso» al que mantener, a decir de Susana Díaz sobre su marido, la sultana que se convirtió en morisca expulsada. Es la cabeza que tendría que rodar por la empinada sombra del barrio de Santa Cruz. Imaginemos, aunque cueste creerlo, que Susana no sabía nada. Claro que uno puede confiar en la bondad de los amigos, y hasta en la de los desconocidos, como Blanche Dubois, aunque, llegados a este punto, con qué gesto trianero puede mirar a la cara a un parado, a los tantos desempleados que ha creado, y ofrecerle esperanza con el puñal clavado en el pecho y meciéndose en noche de luna llena. Cualquier palabra que pronuncie es un navajazo a la inteligencia. Parar a la derecha parece argumento poco sólido, más bien tiene la textura de un helado derretido a las puertas de San Telmo. Pringoso como los fluidos del puticlub. Susana fue un ídolo extraterrestre que soñó con presidir España como un muñeco de «Mars Attack» mientras se reunía dinero para asar una vaca y la cocaína hacía de paracetamol con el que se curaba los males de aquella tierra. Y luego dicen que se gasta mucho en fino en las ferias. El montante del dinero malversado tiene más cifras que los 680 millones por los que han sido condenados 19 ex altos cargos. Es la parte del todo. Quedan años por juzgar. Llegará a los mil millones. Solo por este caso. Enterrados están todavía los desvíos sindicaleros, el escándalo de la Faffe, la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo, de donde viene lo del prostíbulo, en fin, el no parar. Ere que ere. Andalucía fue el cortijo alumbrado en Canal Sur por donde bailaban los caballos y las niñas cantan copla en bata de cola en tiempos de Rosalía. La política española es tan romántica que solo se dimite por amor.
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