Opinión
Leyes al estilo Junqueras
A la carta, a gusto del consumidor parece que va a resultar el Código Penal que nos quieren transformar –de urgencia– Pedro Sánchez y sus socios nacionalistas e independentistas para que Oriol Junqueras y los demás condenados por el Procés salgan cuanto antes de prisión. Para que Junqueras pueda llegar, incluso, a ser el próximo candidato de su partido. Para que nadie pueda decir que este Ejecutivo les ha amnistiado. «Todo sea por el sí de ERC a los presupuestos, todo sea por continuar en la Moncloa», deben de decirse a sí mismos, en privado, el presidente del Gobierno y sus estrategas. La vicepresidenta Calvo nos explica en público, entretanto, la milonga de que nuestro Código Penal está desfasado, nos hace creer que corre prisa ponernos al día y rebajar el delito de sedición con unos argumentos, como poco, endebles. ¿El fin –Junqueras en libertad– justifica estos medios? Eterna pregunta filosófica que debería hacerse el nuevo Gobierno de coalición, porque no todo vale. Se lo recuerda al presidente Sánchez su propio compañero de partido, Emiliano García-Page: «No se puede mercadear con los derechos de los españoles», afirma el primer barón que se atreve a alzar la voz en un PSOE silente, desconocido. ¿Quién más, entre las filas socialistas, se atreve a llevarle la contraria al líder del Manual de Resistencia? Solo algún valiente que no tenga mucho que perder. La oposición no puede pasar de la crítica, está en clara minoría. Y hay que contar con otro fenómeno que no acabo de explicarme: comprobado queda que, del escándalo, en este país pasamos con gran facilidad a la indiferencia. Da igual que se nos mienta. Antes del caso del Código Penal, asistimos al de Dolores Delgado (de ministra de Justicia a fiscal general). Días después, apenas se menciona el asunto, lo hemos metabolizado. Lo que hoy nos solivianta, mañana será historia. El equipo de la Moncloa juega con esa baza.
Quieren llegar a los cien días de Gobierno con titulares económicos que les reivindiquen, y hacen bien. Han contentado ya, en parte, a pensionistas y funcionarios, han elevado el salario mínimo, aunque los pequeños empresarios estén con el alma en vilo. Han conseguido resucitar el diálogo social, es cierto pero…¿y Cataluña? ¿Veremos otra bajada de pantalones? Insisto: no todo vale.
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