Opinión

¡Ábalos, yo te creo!

Anda la casa revuelta por el encuentro entre Ábalos y la número dos de la dictadura chavista. Resulta lógico porque, aparte de la poco recomendable reunión, Ábalos dio varias versiones contradictorias de lo acontecido. Con todo, yo creo que la última y definitiva sí se acerca mucho a la realidad. Creo que Doña Delcy decidió entrevistarse, como su compañero de gabinete, con alguien de relevancia dentro del Gobierno; creo que, consultados los especialistas, muy posiblemente Marlaska, Sánchez captó lo imposible de ese encuentro y creo que envió a Ábalos a decirle que no había lugar y que lo más a lo que se podía condescender era a charlar un rato en un lugar que, stricto sensu, no era territorio nacional. Al mismo tiempo, creo que la operación –tan torpe y chapucera que nadie pensó en lo que decir si era descubierta– no se llevó a cabo para favorecer a Podemos sino al PSOE. Entendámonos. Los fundadores de Podemos eran unos profesorcillos de universidad, unos «mataos» que descubrieron las Indias cuando los invitaron a hacer bolos por las dictaduras del socialismo del siglo XXI. Viajaron más contentos que Chupilla como los muertos de hambre que se subieron a las tres carabelas en busca de oro y de gloria. También lo hicieron catedráticos y titulares, pero de ellos no se cuenta nada, quizá porque esos están más arriba en el escalafón de una universidad como la española que no cuenta con una sola en el listado de las cien primeras del mundo. En las Indias les regalaron contratos como ésos que en España otorga cualquier concejal de tercera. Pero lo de ZP fue y es otra cosa. Desde el poder, apoyó a Chávez y a Morales. Su embajador en Caracas presuntamente se llevaba carretadas de dinero que, de momento, ascenderían a decenas de millones de euros –muchísimo más de lo que los desgraciadillos podemitas han visto jamás– e incluso algún ministro proporcionó a Venezuela un armamento ilegal que costó un conflicto diplomático. Todo ello sucedía a la vez que, por ejemplo, la actual vicepresidenta del gobierno fungía de ministra de incultura. Después ZP ha seguido recorriendo esos mundos defendiendo a Maduro y a otros dictadores con una sangre fría que hiela la de cualquiera con un mínimo de decencia. La clave es ZP y Ábalos fue a salvarlo junto a otros compañeros. Por eso, lo creo.