Opinión

La segunda ola y el surfista Simón

A estas alturas siempre que le escucho me preparo para lo peor. Lo único interesante es que lleva unas originales mascarillas y hace surf

Lo bueno del licenciado Simón es que puede decir una cosa hoy y la contraria mañana con absoluta normalidad. No en vano es la «ciencia» con mayúsculas a la que se refería Sánchez en sus ruedas de prensa cuando quería avalar sus palabras o decisiones. Todo se hacía en función de lo que proponía la «ciencia» y hoy sabemos que ese eufemismo escondía a dos políticos, Illa y Simón, así como a los funcionarios que dependían de ellos. No son catedráticos o profesores de Investigación del CISC, sino burócratas sanitarios y un político enchufado por Iceta al frente del ministerio.

Esto sería un escándalo en otros países en los que esta cartera no se utiliza como un premio de consolación, algo que también hacía el PP, y una plataforma para que Illa se dedicará a la política catalana en Madrid. Los españoles somos laxos, curiosamente, en este tipo de cuestiones, nos importan muy poco las trayectorias académicas y hemos elevado a Illa y Simón a los altares laicos.

Los datos que Simón ofrece cada día, con el descanso del fin de semana para que se pueda dedicar supongo al surf, muestran una progresión inquietante, aunque el licenciado en Medicina más famoso de España considera que «no es tan grave como hacen parecer las cifras». Un familiar que sí era doctor, catedrático y jefe de servicio, así como un excelente cirujano siempre me decía que la forma de valorar la pericia es por el grado de acierto y el porcentaje de mortandad en las operaciones. En el caso de Simón dejo al criterio de los lectores establecer su credibilidad a partir de la fiabilidad de sus anuncios y predicciones. A estas alturas siempre que le escucho me preparo para lo peor. Lo único interesante es que lleva unas originales mascarillas y hace surf. Esto último me resulta muy complicado, será supongo por mi aversión a los deportes, pero le permitirá surfear en esta segunda ola que por lo visto no ve.

No importa lo que dicen los científicos más prestigiosos o las sociedades especializadas, porque nuestro entrañable surfista desprecia cuanto ignora. Le auguro una gran carrera política si finalmente se decide a dar el salto definitivo. Con lo listo que es Sánchez está tardando demasiado en sentarlo en el consejo de ministros. Por cierto, comparte una interesante coincidencia con Escrivá y Marlaska. Los del PP creían que eran de ellos y resulta que eran de los otros.