Gobierno de España
La indignidad del fiscal Navajas
No todos los fiscales piensan como él y no por ello se les puede descalificar como si estuvieran contaminados
Nada puede justificar el impresentable ataque del teniente fiscal del Tribunal Supremo, Luis Navajas, contra dos fiscales de Sala entre los que se encontraba Consuelo Madrigal, que fue Fiscal General del Estado. Con una soberbia y arrogancia inclasificables les acusó de estar contaminados ideológicamente. No sólo es una falsedad impropia de un jurista que debería ser independiente y asumir el mandato constitucional, sino que contrasta con su fervorosa entrega a Dolores Delgado que sí es una Fiscal General del Estado contaminada, ya que antes de ocupar este cargo era diputada socialista y acababa de dejar el ministerio de Justicia. No esperaba en Navajas un comportamiento sectario y partidista que solo se puede entender como consecuencia directa de su mala conciencia. Delgado le mantiene en el cargo hasta su jubilación, algo que entiendo que agradezca, y como en Derecho no todo son verdades absolutas e incontrovertibles ha decidido inadmitir un conjunto de querellas al considerar que no es posible atribuir al Gobierno delitos de homicidio o de lesiones por su gestión de la pandemia.
No todos los fiscales piensan como él y no por ello se les puede descalificar como si estuvieran contaminados. No sería difícil aducir que quien lo está es él si esgrimimos la simpleza argumental que utiliza para atacar a dos fiscales que tienen una trayectoria tan brillante como intachable. Navajas es esclavo de una ciega lealtad al poder que le mantiene en el cargo. Es una lástima porque la Fiscalía forma parte del Poder Judicial y debería cumplir su papel constitucional. No ha sido ni imparcial ni objetivo. No sabía que la condición de teniente fiscal lleva aparejada un conocimiento jurídico universal que hace innecesario que escuche a los que tienen posiciones diferentes a la suya. Estamos asistiendo a un grosero asalto a las instituciones que cuenta con la inestimable ayuda, además, de los que creen que servir al Estado es lo mismo que hacerlo al poder gubernamental. Lo que sucede con la Fiscalía no tiene parangón con etapas anteriores y el equipo que han formado Delgado y Navajas me hace insistir en que bajo ninguna circunstancia se le puede ceder la instrucción de los procesos. Este mismo criterio hay que aplicar en la renovación del CGPJ. El PP cometería un error histórico si se somete a los intereses del PSOE, Podemos y los independentistas. Hay otros Navajas dispuestos a insultar a una compañera y servir a la izquierda.
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