Opinión
El problema del PP no es Kitchen
Cada vez veo más gente en la calle. Y no sólo en los barrios del sur de Madrid, donde siempre hacen más daño las crisis porque la gente ya no tiene casi nada antes de que les llegue el nuevo golpe. Hasta en los sitios más «cuidados» para ofrecer una presentable imagen de la ciudad se nota ya la miseria que nos está comiendo por dentro. En el emblemático Paseo del Prado, que une Neptuno con Cibeles, en sus fríos bancos de piedra estaban este domingo los plásticos y cartones en los que se envuelven aquellos que ya no tienen techo donde resguardarse. Pero la Santa Infancia, vestida de luces de domingo, corría y saltaba a su alrededor. Tan ajena al dolor de quienes estaban tumbados en esos duros y fríos bancos como los que viven del ruido político, en un permanente «quítate tú, para ponerme yo».
Según crece la pobreza en la calle, más tranquilo parece el Gobierno, aunque sea el principal dueño de esta desgracia, y más descolocado parece el PP. Es contradictorio, pero así es, y basta tantearles desde dentro para comprobar que están desorientados ante la resiliencia de Pedro Sánchez. Nadie niega que a Pablo Casado le ha tocado un tiempo muy complicado, con un equipo nuevo, poco engrasado, y con un presidente del Gobierno tremendamente táctico y maestro de la escuela cínica.
Pero el problema de Pablo Casado no es la Kitchen, sino las malas decisiones estratégicas y que se deje arrastrar en temas de Estado, como el de Madrid, por el lado oscuro de la fuerza. El ejercicio del poder está llevando a Génova a cometer los mismos errores que afean, y con razón, a su adversario político. El fin no justifica todos los medios porque, al final, esos medios te desnudan, como ocurrió esta semana con el «ataque» de Génova para construir un ejército que arropase a la presidenta de Madrid: en el empeño, Casado no dudó en mentir sobre la realidad del Gobierno de Castilla y León para justificar que todos sus soldados no le siguieran en el frente. Qué tiempos aquellos en los que los acuerdos se cerraban con un apretón de manos y las palabras coincidían con las obras.
El PP tienen la sensación de que Sánchez les gana siempre. El Sánchez que tiene a sus espaldas una crisis económica, social y sanitaria dramática, agravada por las malas decisiones políticas. Ahora bien, el recurso de los caminos torcidos y de copiar lo malo del adversario no puede llevar a buen puerto.
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