Opinión

¡Simón son los padres!

Al ministro de Sanidad, Salvador Illa, con independencia de los aspectos que puedan ser criticables en su gestión como ocurre por otra parte con la de cualquier responsable público, lo que no se le puede reprochar –y de ahí gran parte de su aprobado demoscópico ante la opinión pública– es el hecho de no haber ocultado la cara, ni ante los medios de comunicación, ni ante el control político, incluso cargando en ocasiones con el deber de explicar acciones no estrictamente propias de su negociado al frente de la sanidad nacional. El papel de Illa me atrevería a decir que va a tener una presencia especial en la campaña de los comicios catalanes bien siga siendo ministro o bien sea otra cosa cuando estos se celebren. Pero a veces acaba ocurriendo que no todos los resultados a la hora de evaluar determinadas gestiones dependen de uno mismo, sino de elementos que en su momento pudieron acarrear plusvalías políticas, pero ahora comienzan a mostrar señales que apuntan a auténtico lastre. Es el caso del director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias y portavoz del día a día durante la pandemia, Fernando Simón, un no político pero sí alto funcionario que, liberado de lo primero y con la confortabilidad de lo segundo, ha entendido a su particular manera una exposición publica en clara deriva que puede acabar perjudicando justo a aquellos que antes de ayer le apuntalaban y jaleaban. Simón gozó de una larga bula cuando trufaba sus contradicciones y bandazos de todos conocidos y no exentos de una evidente arrogancia con los datos que proporcionaba; fríos datos de contagiados y fallecidos por el coronavirus. Por no hablar de episodios más recientes confirmando esa pérdida de norte relacionados con chuscos comentarios machistas o directamente puntuales «novillos» en su obligación de atender a ruedas de prensa para participar en programas televisivos o canales youtuber.

Pero tal vez el culmen de su impunidad verborreica fue aquel vaticinio de una vacunación contra el covid para el próximo mes de diciembre asegurando que ésta seria «masiva» ya en enero. Todo un anuncio de «rey mago» por parte de quien ha descontrolado la digestión de su atracón de popularidad. «Gatillazos» como el anuncio de la vacuna para tan «señaladas fechas» nos hacen tener a los mortales los pies más en el suelo y sobre todo desengañarnos; el rey de oriente Simón…son los padres.