Política
El Rey en su sitio
Lo preocupante sería que a Podemos le gustara el discurso
Una Navidad más, el Rey acudió puntual a su cita con los españoles, y de nuevo estuvo en su sitio como Jefe del Estado.
En el largo discurrir de la historia, España ha pasado por todas las vicisitudes propias de la gigantesca transformación del mundo en los últimos siglos, y de ser un imperio donde «nunca se ponía el sol», a la depresión nacional de la Generación del 98. Tras una intensa guerra de sucesión con la Casa de Austria, la Casa de Borbón pasó hace más de tres siglos a reinar en España en la figura de Felipe V, nieto del «Rey Sol» Luis XIV de Francia.
Por eso España ahora es un Estado organizado como una monarquía parlamentaria, encarnada actualmente por Felipe VI, siguiendo una tradición que se remonta al comienzo de nuestro nacimiento como Estado-nación, regulado políticamente en un Reino, al igual que ahora.
Nuestra Constitución reconoce al Rey como «símbolo de la unidad y permanencia de la Patria», y por ello su referencia a la ética y moral públicas en el discurso navideño fue correcta y suficiente. Lo han aplaudido los partidos «monarquicos» –que diría el vicepresidente Iglesias–, propiamente «constitucionales».
Lo preocupante sería que a Podemos le gustara el discurso, aunque estando en el Gobierno sería lo adecuado, pero ya sabemos que a algunos les gusta estar «en misa y repicando», que es una manera de no estar donde se debe estar. El Rey, una vez más, sí lo estuvo. Y con la dignidad de siempre.
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