Coronavirus
Illa y Simón, chapuzas a domicilio
Sánchez debería buscar un ministro con formación y experiencia
La prudencia es una de las virtudes que ha de tener un buen político. Es poco recomendable instalarse en la propaganda permanente como si fuera la piedra filosofal que resuelve todos los problemas, porque las mentiras tienen las patitas muy cortas. La pandemia genera un cierta solidaridad entre la población hacia sus gobernantes. Es algo que se comprueba en todos los países de nuestro entorno, pero no es un cheque en blanco.
Hace no demasiado tiempo, el gobierno socialista-comunista, con el que hemos sido castigados por las urnas, se mostraba eufórico por el final de la crisis, ya que íbamos a tener varias vacunas. La realidad ha sido más aciaga y, de momento, solo tenemos una y con una gestión ministerial desastrosa. La estrategia gubernamental pasa, como siempre, por culpar a los demás, pero la realidad es que ha habido una falta de previsión espectacular. Esos grandes expertos que rodean a Illa, ya no sabemos si es ministro o candidato a las catalanas, y Simón muestran un nivel tan chapucero que parecen surgidos de las historietas de «Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio».
No olvidemos que sigue vigente un pintoresco estado de alarma del que todos nos hemos olvidado y el ministro vive instalado en un «dolce far niente» que solo se puede explicar en su ensoñación por ocupar el palacio de la Generalitat. En esto alabo su buen gusto, porque es una joya del gótico catalán. Es verdad que los últimos inquilinos han mancillado la institución, pero sigue siendo un chollo enorme y no es necesario ningún mérito para ocupar la poltrona. La incapacidad de Illa y su equipo de sabios ha quedado patente con el desastre de la campaña de vacunación. A este ritmo creo que habrá que esperar un año, siendo optimistas, para alcanzar la tan deseada inmunidad de rebaño.
Mi única esperanza es que lleguen las otras vacunas que son más fáciles de suministrar. Los militares saben muy bien que la logística es fundamental para el éxito de una campaña y en este caso lo único que hemos podido constatar es que el gobierno sólo gestiona bien, con la ayuda de sus fervorosos palmeros, la propaganda. ¿Tan difícil es coordinar una operación tan importante? A estas alturas no me preocupa el estado de alarma, porque lo único que me la produce, y mucho, es la constatación del nivel chapucero de la gestión del ministerio que tiene la obligación legal de coordinar la lucha contra la pandemia. Sánchez debería buscar un ministro con formación y experiencia.
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