Rey Emérito
Kichi y el busto de Juan Carlos
El alcalde de Cádiz tendría que haber mantenido el busto y la avenida
No creo que tenga que explicar mis diferencias ideológicas con José María González Santos, conocido como Kichi, pero he de reconocer que siempre me ha caído muy bien. Mi experiencia me permite afirmar que se trata de una persona educada y culta. A esto se une que estudió Historia y le presuponía una mayor sensibilidad que le hiciera estar por encima de la grosera zafiedad del partidismo. Me ha sorprendido desagradablemente, supongo que mi opinión le resultará indiferente, que retirara el busto del anterior rey de España y que aprovechara, además, que al día siguiente celebraba su cumpleaños.
Es la conclusión de un «heroico» combate contra la monarquía que comenzó en agosto cuando quitó el nombre de Juan Carlos I a la avenida que ahora se llama de la Sanidad Pública. Los dos actos son un gesto infantil impropio de un historiador. El alcalde de Cádiz puede hacer lo que le venga en gana, luego los electores decidirán, pero a Kichi le presuponía una formación que le permitiera discernir entre los actos razonables y las insensateces ideológicas. Como historiador, me gustaría preguntarle cuál es la justificación ante tamaño despropósito y cómo se lo explicaría a sus alumnos.
Don Juan Carlos fue el arquitecto de la Transición. Nadie puede cuestionar su papel, con la ayuda de muchos, sin lugar a duda, pero llevó la dirección de este proceso con mano firme y capacidad de diálogo. Por ello, recibió el respeto de los viejos republicanos, incluidos por supuesto los líderes comunistas y sindicales, y supo renunciar al enorme poder que le otorgaba el sistema institucional de la dictadura. Creo que el historiador José María González no podrá discrepar de estos datos y puede aceptar los testimonios de la Pasionaria o Carrillo como fuentes veraces sobre el papel del entonces rey.
Esto justificaría que mantuviera una avenida en Cádiz y el busto que la presidía. Los posibles errores, irregularidades o lo que sea, ya veremos que determina la Justicia, no tienen nada que ver ni con su labor en la Transición o luego como el jefe del Estado que ayudó decisivamente en la proyección de España en el mundo. Kichi sabe muy bien que la damnatio memoriae puede ser mezquina e injusta y que un historiador tiene que rechazarla. Me siento muy orgulloso de tener mi plaza de profesor en la Universidad rey Juan Carlos, porque honra la democracia y al arquitecto de la Transición. Por ello, creo que el alcalde de Cádiz tendría que haber mantenido el busto y la avenida.
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