Elecciones catalanas
El arranque de una campaña clave
Estas elecciones podrían ser una oportunidad si se consiguiera una mayoría constitucionalista que obligara al PSOE a volver a la coherencia
¡Cómo está el patio! La campaña de las catalanas será muy movida, como era previsible, porque todos los contendientes se juegan mucho en esta cita. No hay más que ver cómo ERC dejó tirado ayer al gobierno socialista-comunista en la votación del decreto de los fondos europeos. Con el aliento de JxCat en el cuello era previsible que no se arriesgara a hacer otra cosa. Lo único que les importa ahora es actuar en clave catalana. Esto sirve para todos los partidos en liza. La gran paradoja fue que Vox y Bildu salvaron al gobierno. No deja de ser sorprendente que la abstención de Vox fuera decisiva, aunque no modificará los ataques y descalificaciones que seguirá sufriendo el partido de Abascal de manos del PSOE y los fervorosos periodistas neosanchistas. Es una guerra sin cuartel y Vox resulta muy útil en la estrategia frentista que tan eficaz resulta a la izquierda para mantenerse en el poder. El PP arremetió contra su rival, algo lógico, que tuvo que aclarar que no tiene ningún acuerdo con el gobierno. En cualquier caso, no deja de chirriar la coincidencia con Bildu y estar al lado de los comunistas de Iglesias.
Es una campaña extraña en medio de la tercera ola de la pandemia y en unas autonómicas que no movilizan, generalmente, el voto socialista. Hay que esperar para comprobar si el efecto Illa tiene el impacto que desea La Moncloa y permite expulsar del palau de la Generalitat al independentismo más enloquecido que representa Laura Borrás. La participación de los políticos presos, gracias al generoso tercer grado concedido por sus amigos del gobierno catalán, puede favorecer a ERC, ya que Junqueras podrá apoyar a Aragonés, su candidato marioneta. No importa que el Tribunal Supremo revocara el primer intento de tercer grado en diciembre, porque la tozudez del gobierno catalán se corresponde, como no podía ser menos, a su concepción partidista de entender las instituciones. Ahora toca darles la semilibertad para que puedan participar en la campaña del 14-F y cuando se pronuncie el Supremo ya será tarde. Era, también, una maniobra previsible. La política catalana hace mucho tiempo que vive instalada en un pintoresco escenario distópico que tiene paralizadas las instituciones y donde la gestión es tan anormal como catastrófica. Hay que esperar que algún día salga de este bucle enfermizo y estas elecciones podrían ser una oportunidad si se consiguiera una mayoría constitucionalista que obligara al PSOE a volver a la coherencia. No lo es, por supuesto, tener como compañeros de viaje a los independentistas que quieren romper España.
✕
Accede a tu cuenta para comentar