Coronavirus
Recomienden, pero legislen
Se trata por lo tanto de seguir pidiendo responsabilidad ciudadana, pero sobre todo de legislar, legislar y legislar hasta la saciedad
Contemplábamos esta semana cómo la policía tenía que intervenir en numerosas fiestas privadas ilegales, con brutales imágenes como el desalojo de una sala en el madrileño barrio de Campamento y la pregunta que se nos hacía inevitable volvía a ser ¿Cómo vamos a conseguir doblegar la curva del covid en su tercera ola con este tipo de acciones irresponsables? Hasta ahí bien, pero el interrogante aun estando cargado de toda lógica no puede ni debe desvirtuar la auténtica realidad sobre el avance de la pandemia en un momento en el que nuevamente lo sencillo es cargar sobre la conciencia ciudadana una responsabilidad que solo corresponde a las distintas administraciones y a quienes al frente de las mismas hemos puesto los españoles dándoles nuestra confianza en procesos electorales. Es cierto que en todo colectivo humano campan los irresponsables y quienes se saltan la ley a la torera, pero en el caso español tal vez haya llegado el momento de decir «basta» a una sensación –a veces argumento– de que somos difícilmente gobernables, cuando en la guerra contra el coronavirus pasamos por ser uno de los países del mundo en los que la utilización de mascarillas o geles, la observancia a la hora de mantener distancias en los lugares públicos y la solidaridad con los más vulnerables ante la pandemia superan con creces a la media mundial y europea. Esa es la realidad trufada además con una paciencia franciscana cuando toca asumir el recorte de libertades y otros derechos impuestos por el obligado toque de queda. Lo que se echa de menos es una mayor coordinación entre administraciones que hacen la guerra por su cuenta sin dejar de mirar a los sondeos de opinión y poniendo en cuestión al mismísimo estado de las autonomías que durante décadas ha presidido nuestro devenir democrático. Se trata por lo tanto de seguir pidiendo responsabilidad ciudadana, pero sobre todo de legislar, legislar y legislar hasta la saciedad, para que el cumplimiento de las normas anti covid no quede al albur de una subjetiva decisión individual. Se trata en definitiva de gobernar con la altura de miras que demanda la gravedad de la situación. Y ya puestos a seguir preguntado, si las administraciones han sabido improvisar –por lo mucho que se juega– medidas para garantizar el proceso electoral en Cataluña, ¿Qué impide la misma determinación exigida por la covid en otros muchos ámbitos a nivel general? Recomienden, pero retrátense.
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