Pablo Iglesias
Pablología
«Iglesias llegó para asaltar los cielos pero aterriza para salvarse del infierno»
El todavía vicepresidente llega como el malote del recreo a merendar el bocadillo a Ayuso. Es en el patio del colegio donde se siente bien, esos lugares donde se aprende a mear más lejos. Un hombre nacido para la acción de la inacción. Hacer sin hacer. Agitado, no mezclado. James Bond en «Los miserables. » Eso es la Pablología, el arte de enredar en clase hasta que el compañero se va llorando y la maestra cae derrocada. Sentarse en un despacho a arreglar problemas entre tantos papeles le resulta, parece, aburrido. Que lo arreglen otros que él ya tiene en qué entretenerse. Es lo que sucede cuando te metes en un videojuego, que todo transcurre muy deprisa sin que uno tenga que levantarse del sillón. Iglesias maneja los mandos para que todo parezca espectacular y los monstruos salgan de sus guaridas. Así plantea las elecciones, una especie de King Kong contra Godzilla o de Mazinger Z frente a Afrodita. Fuego de pecho.
Iglesias llegó para asaltar los cielos, como en la Comuna de París, hace ahora 150 años, pero aterriza para salvarse del infierno de no ser nada. Y es lo que seguirá haciendo gane o pierda el juego de Madrid. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio. Si vence, más que gobernar, gritará, y si lo humillan, se irá con la música a otra parte, tal vez en el mismo Congreso, altos los decibelios, para que la onda sonora no se pierda entre el murmullo seco de esta primavera revolucionaria. El líder de Unidas se ha hecho un Arrimadas, mejor el ruido que la muerte, con la diferencia de que la partida le puede salir bien. El escenario político de Madrid va a parecerse al de una panda de acojonados que para cuando se les quite el miedo en el cuerpo solo uno podrá caminar entre los zombis. Pablo querrá quitarle el marco al cuadro de Agustina de Aragón que viene a ser Ayuso y, si el plan se tuerce, ponerle la cara morada a Pedro Sánchez en su propio terreno. Todo esto sin leerse un informe sino repasando un tratado de estrategia política y farfulla de propaganda que es para lo que nació Podemos. Retorcer el léxico y la semántica y reproducir un disco al revés. Los chicos del Maíz a su lado sonarán a sonata de Bach.
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