Política
El todo vale contra Ayuso no funciona
En la presentación de su campaña, Ángel Gabilondo quiso poner en valor sus características más reseñables: una persona tranquila, sin perfilar por el marketing político y que no le gusta mancharse en el barro de las disputas de bajo tono. Para eso tiene a Más Madrid de Íñigo Errejón y, sobre todo, a Pablo Iglesias, dispuesto, como ya se ha visto –eso de la «derecha criminal»– a despertar los peores instintos de su electora algo desencantado. El bloque de la izquierda no es uniforme, pero en la campaña de la Comunidad de Madrid coinciden en deformar a su principal adversaria hasta fabricar a un personaje que está fuera del sistema político, antidemocrático, una mera «versión madrileñista del fascismo». Gabilondo, claro está, sabe que no es así, pero le es útil que las trincheras queden bien delimitadas para él aparecer como el político fiable, tolerante y moderado. Ni el candidato socialista, que reclama la racionalidad política, estaría dispuesto a sostener un debate sobre programas y sobre lo hecho en lo que más va a afectar al futuro de la región: la gestión de la pandemia. Si la izquierda radical y populista, de Mónica García (Más Madrid) a Isa Serra (Podemos) hicieron una indecente oposición contra las medidas tomadas por Isabel Ayuso, al punto de manifestarse en la puerta del Hospital Zendal, Gabilondo, claro está, nunca lo hubiera hecho, pero tampoco se lo recriminó a sus futuras socias de gobierno si llegara el caso. Así que esa estrategia de todos contra Díaz Ayuso supone también «todo vale contra Díaz Ayuso». Aunque sea por disciplina académica, es lógico que el candidato socialista sepa diferenciar entre lo que pensamos de lo que es la realidad propiamente, y la realidad se acaba imponiendo aunque la propaganda tóxica lo quiera impedir. Cuando se puede obtener casi el 40% (39,6%) de los votos, no se trata de la fabricación de un «relato», sino del resultado de la gestión. Una encuesta de NC Report que publicamos hoy le da este resultado al PP encabezado por la presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid, lo que supone un incremento de 17,4 puntos y un total de 55 escaños, frente a los 30 obtenidos en mayo de 2019. Sumado este resultado a los que sacaría Vox (12 escaños), se llegaría a un total de 67, lo que supondría quedarse en el límite de la mayoría absoluta (69). Esto sin contar con los 7 diputados de Cs, cuyos consejeros fueron cesados del gobierno regional en respuesta a una más que probable moción de censura.
Es decir, sobre el papel, el partido naranja podría decidir el futuro del gobierno de Madrid, si, llegado el caso, se sumara a PSOE (37), Más Madrid (13) y el grupo de Iglesias (12), algo que minaría de raíz cualquier reflote centrista de esta formación. La izquierda que representa Gabilondo sabe que engordar un muñeco antifascista sólo servirá para que la verdadera opción defensora del orden constitucional acabe imponiéndose. Otra cosa es la guerra fraticida entre Errejón e Iglesias que, como siempre, está al margen de los intereses de la ciudadanía.
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