Política

Nunca nadie gastó tanto

«El déficit público acumulado desde 2008 alcanza el dislate de 950.000 millones»

Pedro Sánchez acaba de batir otro récord, nunca nadie gastó tanto, la friolera de 586.389 millones de euros en 2020, el 10,97%. Bueno, Zapatero, en 2009, llegó al 11,28% del PIB, pero ese porcentaje equivalía a 494.355 millones de euros que, si se actualizan con la inflación de todos estos años, saldrían unos 555.000 millones, es decir, todavía 30.000 millones menos que el año pasado. El Gobierno está contento con las cifras. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, presume de que los datos son mejores que las previsiones enviadas en su día a Bruselas, que colocaban los números rojos en el 11,3% del PIB. Alguien en el equipo económico, quizá Nadia Calviño, que domina las cañerías repletas de trampas de la Unión Europea, decidió hace algún tiempo que –en ciertos casos– era mejor pecar de pesimista en las expectativas macroeconómicas. La estrategia ha dado sus frutos con el déficit y ayer nadie tuvo que ponerse colorado, algo que sí ocurrirá con el crecimiento de la economía si el anhelado «maná» europeo, en forma de ayudas del programa Next Generation, se retrasan cada vez más.

«¡Gastad, gastad!», fue la arenga a los Gobiernos de Georgieva Kristalina, directora gerente del FMI, para luchar contra la pandemia. El inquilino de la Moncloa, que con Iglesias al lado entre otras cosas, no necesitaba que le animaran, se lanzó a gastar y si no ha gastado más es porque el erario público no ha encontrado más dinero. Así de sencillo. España vive atrapada por la gravedad del agujero negro de sus finanzas públicas desde la Gran Recesión de 2008 y cada vez se hunde más, lo que complica todo y también las políticas de ayudas. El déficit acumulado de las Administaciones Públicas desde 2008 alcanza la cifra estratosférica de 950.000 millones de euros, una losa que ha llevado a la deuda pública a 1,3 billones. Casi nadie se escandaliza del déficit de 2020, porque podía ser un remedio para sortear la catástrofe, pero al mismo tiempo ya abundan las voces que claman –todavía en el desierto– que se empiece a estudiar cómo reducir esos números rojos en el futuro porque, por ahora, nunca nadie gastó como Sánchez.