
Política
Sánchez, pecado original y jueces
«Los jueces sugieren que su función no es gobernar ni sustituir al Gobierno»
Pedro Sánchez, ahora en medio de una especie de tormenta perfecta con muchos frentes abiertos, tiene garantizado el alquiler de la Moncloa hasta el final de la legislatura o hasta que él, porque crea que le conviene, decida finiquitarla. El futuro inmediato, sin embargo, está repleto de incertidumbres y complicaciones para el líder del PSOE, con el batacazo electoral en Madrid, repetible o no en otros lugares, como punto de referencia. Solo el tiempo dirá si Sánchez ha enfilado el declive o si, como ha hecho tantas veces, volverá recuperarse tras un revés descomunal. Ahora tiene que lidiar con las consecuencias derivadas de un final del Estado de Alarma sin anestesia, sin los instrumentos legales que algunos reclaman para afrontar la situación actual. El Gobierno, es obvio, ha tenido tiempo más que sobrado para aprobar unas disposiciones legales que eviten espectáculos, de festejos multitudinarios, como los ocurridos el fin de semana sin conculcar los derechos fundamentales. Lo que parece inevitable, según los expertos, es un repunte de los contagios y las infecciones.
La decisión de Sánchez de eludir durante meses una reforma legislativa deja ahora parte de la patata caliente de la aplicación de ciertas medidas en manos de los jueces. Los magistrados están que fuman en pipa, porque dicen que su función no es gobernar ni sustituir al Gobierno. Algunos comparan lo ocurrido con el «procés» y con el «coronavirus» y apuntan a dejación de funciones en ambos casos que obligaron y obligan a intervenciones judiciales en asuntos que deberían solventarse en el ámbito político. Eso no exime que el Tribunal Supremo cumpla su función unificadora de doctrina y que las mismas normas sean válidas en todo el país. Sánchez, mientras, vive preso de su pecado original, que no es otro que el de estar al albur de los «indepes» catalanes, de los separatistas de Bildu y del matrimonio mal avenido con Unides –hallazgo de Emilia Landaluce– Podemos que puede complicar la llegada del maná europeo. El Gobierno no peligra, pero puede vivir un calvario. Sánchez, pecado original, jueces y más cosas.
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