Pedro Sánchez

Sánchez 2075

Escuchar a Sánchez hablar de la España de dentro de treinta años pidiendo un gran acuerdo nacional «apartidista» para conseguir ese objetivo, plasmado en un estudio dirigido por Iván Redondo, parece el guion de una mala película de política-ficción. De un salto, hemos pasado de 2030 a 2050, mientras en 2021 se precipita una crisis en Ceuta que era absolutamente previsible para quien tuviera un mínimo conocimiento de la relación debida con Marruecos.

No se puede vivir instalados en la contradicción de decir una cosa y hacer la contraria, y viceversa, que es lo que lleva haciendo Sánchez desde que accedió al Gobierno con el apoyo de comunistas y de quienes quieren literalmente la destrucción de España. Mientras afirma tajante que no se va a permitir ninguna amenaza a nuestra soberanía en Ceuta, gobierna con el apoyo de quienes ejecutaron un golpe de Estado para conseguir la secesión de Cataluña desde la Generalitat, a los que quiere indultar sin manifestar ningún arrepentimiento por ello.

Sería deseable que la misma aparente firmeza exhibida ante la situación de Ceuta, se mostrara también con los que violan la ley y ofenden a España a la orden del prófugo de Waterloo.

Resultaría cómico –si no fuera cierto– escuchar a Sánchez apelar a un «gran diálogo» para construir la España de 2050, cuando es incapaz de hablar con nadie acerca de los problemas de hoy, salvo consigo mismo. Quedamos a la espera de la siguiente entrega de la factoría monclovita sobre sus proyectos para 2075.