Política

Élites

Como apunté en mi anterior artículo, identificar a España con una ficción fascista nos está pasando una factura histórica que pagamos ahora, y que seguirán costeando nuestros descendientes mucho tiempo. La hipoteca la han provocado y agrandado unas élites antiespañolas –sin control, ni ética, ni responsabilidad alguna–; élites que se esfuerzan denodadamente para no leer «La riqueza de las naciones», pero que parecen escribir cada día un agrio renglón más de lo que se podría titular «La pobreza de las naciones». Porque es la indigencia de la mayoría lo que alimenta la riqueza (contante y sonante) de una oligarquía furiosamente antiespañola, partidaria de los suyos, que gobierna solo para quienes le votan; una estirpe extractiva que funciona como un agente químico especialista en obtener unos elementos (los recursos financieros y de poder e influencia del Estado) del cuerpo general de la Administración del mismo, a través de una acción política disolvente. Élites interesadas en tener la llave de la tesorería pública. Que prometen solidaridad (política, social, nacionalista…) mientras basan su acción en la insolidaridad, el desprecio y la abierta hostilidad hacia todo aquel que no pertenezca a la facción que ellos representan, o sea: hacia el resto de la nación, con cualquiera que no corresponda a su clientela electoral. Y si no fuese porque la propia dinámica que siguen dichas élites con sus partidos es destructora en su misma naturaleza, a estas alturas no quedaría de España ni el Sistema Central (que es una cordillera, no una ventanilla del fisco como podrían sospechar muchas víctimas de los planes educativos impuestos…). Ante un panorama político, social y económico tan cismático como el que se evidencia en España cada vez más a menudo, lo único esperanzador que tenemos las víctimas que asistimos impotentes al terrible espectáculo, es saber que los partidos políticos están unidos férreamente hasta que pierden el poder y se convierten en un bidé lleno de pirañas…, algo que se autodevora a sí mismo. Son esas élites antiespañolas las que han conseguido que aquí solo la miseria sea progresiva. O que la miseria sea lo más progresista que tenemos. Monta tanto.