Opinión

Gatopardo Sánchez

«Todo vuelve a encajar al comprobar que todo sigue en su sitio, inalterable»

Es conocida la máxima Lampedusiana acerca de que «es necesario que todo cambie para que todo siga igual». Es el caso del nuevo Gobierno de Sánchez, nacido hace escasos dieciocho meses tras las últimas elecciones generales.

Es evidente que se ha producido un gran y aparente cambio, a la par que sorpresivo, tras la salida nada menos que de Carmen Calvo y Ábalos, junto al todopoderoso Redondo, Iván. Pero después del asombro inicial y hasta la momentánea desorientación, todo vuelve a encajar al comprobar que todo sigue en su sitio, inalterable.

El ala comunista continúa intacta con «chuletón» incluido, y la estabilidad gubernamental se mantiene en manos de los mismos apoyos exteriores, que van a seguir marcando la hoja de ruta de este Gobierno. De este modo, tras los indultos, vienen las fianzas, la «mesa para la solución del conflicto» y la rebaja de la sedición para que Puigdemont pueda volver de Waterloo cual Napoleón redivivo.

Así que más de lo mismo y en especial, «más juventud y más feminismo» –destacó Sánchez— para hacer frente a la inaplazable recuperación económica, que «debe ser feminista», lo cual es sin duda una imaginativa aportación a la ciencia económica.

Ciertamente, tras lo sucedido ayer no será fácil escrutar quiénes compondrán el círculo de máxima confianza de Sánchez, si es que lo tiene. Sobre todo tras su comparecencia, en la que ni siquiera citó a Redondo, Iván. Lampedusa, gatopardo… pero todo más propio de la psiquiatría que de la política. Sanchismo en estado puro.