Religion

Al final de vacaciones

La vida humana no puede ser considerada como un objeto del cual podemos disponer arbitrariamente

Estamos casi al final, al menos para mí, del tiempo estival, de vacaciones. Ha habido de todo y nos hemos encontrado con sucesos o acontecimientos duros, como la revuelta de los talibanes en Afganistán, o los de Cuba, o los de Nigeria, o la sorda “revolución” de América propugnada por algunos líderes masones o del Nuevo Orden Mundial para que Dios no cuente: hechos preocupantes todos, cuyo final y alcance vislumbramos y nos hacen pensar en tiempos no superados.

Por eso permítanme que haga mías palabras del Papa San Juan Pablo II, pronunciadas ante la imagen de la Virgen de Fátima, que se dirigía así a Santa María : “Somos hombres y mujeres de una época sí extraordinaria, tan apasionante como rica de contradicciones. La humanidad posee hoy instrumentos de potencia inaudita. Puede hacer de este mundo un jardín o reducirlo a un cúmulo de escombros. Ha logrado una extraordinaria capacidad de intervenir en las fuentes mismas de la vida. Puede usarlas para el bien, dentro del marco de la ley moral, o ceder al orgullo miope de una ciencia que no acepta límites, llegando incluso a pisotear el respeto debido a cada ser humano. Hoy, como nunca en el pasado, la humanidad está en una encrucijada. Y una vez más, la salvación está sólo y enteramente, oh Virgen Santa, en tu Hijo Jesús”. Por ello mismo, acudo a la solicitud amorosa de Madre de la Virgen, y le ruego que nos dé fuerza para confesar el Nombre de su Hijo Jesucristo como el único Nombre que se nos ha dado para que seamos salvos, para proclamar con toda nuestra vida y sin ningún complejo que Jesucristo es la piedra que, desechada por los constructores de este mundo, se ha convertido en la piedra angular sobre la que se puede edificar, en esperanza, una humanidad y un mundo nuevo con futuro donde todo ser humano sea reconocido y respetado y promovido en su dignidad inviolable. Pido, en los umbrales de un nuevo año o curso, a Santa María, siempre virgen, madre de misericordia, que todos los hombres, los que sufren y los necesitados de cualquier tipo, puedan encontrar la salvación de su Hijo Jesucristo a través del abrazo de la Iglesia. Que esta nuestra humanidad, regenerada por el encuentro con Jesucristo y su salvación, pueda ofrecer a los niños y a los jóvenes una sociedad más fraterna, menos egoísta y menos rota por la violencia, por la droga, por la pérdida de sentido y de ideales verdaderos, por la desesperanza y la falta de fe”; que le pueda ofrecer una sociedad llena de esperanza, pido que la mujer, sobre todo en Afganistán, sea respetada en toda su dignidad y grandeza que se le reconozcan todos los derechos que como mujer, igual en dignidad al varón, tiene como propios y les corresponden.

A la solicitud y cuidado maternal, pues, de María encomiendo a todos los hombres, comenzando por los más débiles: a los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza y del sufrimiento; a los jóvenes en busca de sentido o que deambulan por la vida hundidos en el aburrimiento, la desesperanza y la falta de sentido, a los que han sido seducidos por la droga o la violencia; le encomiendo igualmente, a las personas que no tienen trabajo y a las que padecen hambre o enfermedad. Le encomiendo a todas las familias, estables o rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza, a los que sufren, a los enfermos, a los pobres, a los marginados y a los inmigrantes, a los que han sido contagiados por el covid, a las víctimas de múltiples maneras por el covid, a los que asisten a estos enfermos: médicos, enfermeras, …. Que como la Virgen María, la Iglesia, todos los hijos de la Iglesia, seamos testigos de esperanza en un mundo tan necesitado como carente de ella, esperanza de cielo donde está Ella con Dios, vencedora de los nuevos dragones que tratan de destruir a la humanidad, nueva, de hombres y mujeres nuevos como hemos celebrado los católicos hace quince días en la fiesta de la Asunción.

Que este tiempo que vivimos, cargado de expectativas y de incertidumbres, por intercesión de la Madre de Dios y Madre nuestra, sea un tiempo de gracia y de salvación : que sea para todos, especialmente para España, un tiempo en el que se muestre la dignidad de la vida y de todo lo que hay en ella : que proclame la dignidad y el valor del matrimonio y de la familia, y de la fidelidad de los esposos y de la apertura a la vida, que es la primera señal de un pueblo libre, que ama la vida y la reconoce como un don. Sí, que la Santísima Virgen, Nueva Eva, madre de los vivientes, Madre del Autor de la vida, nos alcance de su Hijo, verdadera vida para los hombres, el que nuestra generación cambie de mentalidad y se convierta a El, para que ame la vida, la promueva y la defienda.

Que el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, que inundó a la Santísima Virgen María, la cubrió con su sombra e hizo nacer de Ella al que es la Vida y ha venido para que tengamos vida plena y eterna, nos haga comprender a todos - desde los gobiernos de todo el mundo, pasando por las diferentes instituciones sociales, hasta el más pequeño e insignificante de los hombres-, que la vida humana no puede ser considerada como un objeto del cual podemos disponer arbitrariamente, sino como la realidad más grande e intangible que está presente en el escenario del mundo. Que el mismo Espíritu, por intercesión de María, nos lleve a todos, especialmente a los violentos y a los que no quieren la paz y desprecian la vida, a que comprendamos y vivamos que no puede haber paz cuando falta este bien fundamental que es la vida; que no se puede invocar la paz y despreciar la vida. Ciertamente, nuestro tiempo es testigo de excelentes ejemplos de generosidad y entrega al servicio de la vida, pero también del triste escenario de millones de hombres entregados a la crueldad o a la indiferencia de un destino doloroso y brutal. Se trata de una trágica espiral de muerte que abarca homicidios, suicidios, abortos, eutanasia, como también mutilaciones, torturas físicas y psicológicas, formas de coacción injusta, terrorismo, violencia doméstica, recurso absolutamente innecesario a la pena de muerte, deportaciones, esclavitud, prostitución, compra-venta de mujeres y niños, malos tratos. A esta relación se han de añadir prácticas irresponsables de ingeniería genética, como la clonación y la utilización de embriones humanos para la investigación, las cuales se quieren justificar con una ilegítima referencia a la libertad, al progreso de la cultura y a la promoción del desarrollo humano. Necesitamos el auxilio de nuestra Señora para que todos estos ataques a la vida se erradiquen por completo en nuestro mundo para que se pueda establecer la paz en la justicia, para que reine la paz en todos los lugares de la tierra, porque la vida de cada ser humano es amada, promovida y defendida. Que todos, ante tanta amenaza para la paz, incluida la carrera loca de armamento, singularmente de las armas nucleares, que no cesa o que no acaba de consolidarse y que corre el riesgo de alimentar y difundir una cultura de la competencia y de la conflictualidad, que todos, antes tales amenazas para la paz sintamos el deber moral de adoptar medidas concretas y apropiadas para promover la causa de la paz y la comprensión y la concordia entre los hombres, amando, promoviendo y defendiendo la vida de todo ser humano por encima de cualquier otra realidad por noble que pudiera parecer al arbitrio personal, de los grupos o de cualquier colectividad por numerosa que esta sea.

Se acaba el tiempo estival de vacaciones, y se abre el tiempo del trabajo y de la vuelta a la normalidad, tiempo de esperanza para obrar, con la ayuda de lo Alto, un mundo nuevo, esperanzado, de paz y concordia, y eso requiere educación, educación en la verdad que hace libres y se realiza en el amor y la fraternidad. Es el tiempo para reanudar su tarea las instituciones educativas, desde las más elementales y primarias hasta las universitarias que han de llevar a cabo su tarea en verdad y libertad, ofreciendo sentido y grandeza de miras, sin adoctrinamientos ideológicos, sin imposiciones sectarias, sin coacciones de sistemas y organizaciones escolares totalitarias o tentadas de serlo.