Yolanda Díaz
Opositando a lideresa
Yolanda Díaz ya se mueve en el barro preelectoral desde la única atalaya posible que supone su asiento en el Consejo de Ministros
Yolanda Díaz, sin cargo orgánico relevante que se le conozca a nivel de partido, pero aupada por los sondeos de opinión y señalada en su momento por el propio Pablo Iglesias como candidata in pectore de cara a unas próximas elecciones generales, no tiene ya reparos en disimular que se encuentra metida hasta el cuello en una precampaña electoral que puede alargarse durante un interminable año y medio. La vicepresidenta ha dado ya un paso que probablemente se esperaría para más adelante, pero que se ha hecho inevitable teniendo en cuenta, tanto el imparable derrumbe de Unidas Podemos en las encuestas y en las últimas convocatorias con las urnas, como la necesidad imperiosa de aprovechar el escaso ramillete de oportunidades que la gestión de gobierno puede ofrecer en lo que resta de legislatura. «Voy a levantar un proyecto que empieza ya», toda una declaración de intenciones por parte de quien pretenderá evitar cualquier mínima duda sobre su intención de liderar el mayor espacio posible a la izquierda del partido socialista. Yolanda Díaz ya se mueve en el barro preelectoral desde la única atalaya posible que supone su asiento en el Consejo de Ministros y no en vano ha resucitado ya con más virulencia que nunca las ínfulas derogatorias de cosas que sí han funcionado, como es el caso de una legislación laboral impulsada por el anterior gobierno del PP y aplaudida por una Europa que mira inquieta y expectante o alharacas muy propias de la fiesta del «PCE» como la subida de impuestos a los más ricos o el final de los «hombres de negro» como opresores de los pueblos.
Díaz, a la que se ha catalogado erróneamente como perfil moderado dentro del espacio podemita, tal vez por esa absurda fascinación que irradian los comunistas de «Bimba y Lola» no va desaprovechar ocasión alguna de ejercer la «política cuántica» ya saben, la que permite manejar presupuesto desde el ministerio pero a la vez practicar la confrontación con el Gobierno al que se pertenece lanzando muy seleccionados «pellizcos de monja» al propio Sánchez y sobre todo al sector «calviñista» del Ejecutivo. Solo tiene tres problemas: uno, los líderes de «UP» e «IU» son Belarra y Garzón, dos, el «Mas País» de Errejón no está por la labor de moverse en la órbita que ella señala y tres, en el Gobierno es Sánchez quien reparte a conveniencia las medallas. No será fácil el «arreón» de Yolanda.
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