Opinión

Y así como así…

Ustedes perdonarán que plagie el título, pero no es tan grave cuando se confiesa. “And just like that”, o, lo que es lo mismo, así como así nos encontramos a puntito de enterrar 2021 llenos de esperanzas en el 2022, que suena bien. Sobre todo, porque si el futuro no nos suena bien estamos aviados. Por lo pronto tenemos cita electoral en Castilla León, y las que pueden venir después o entre tanto, porque Mañueco -que se apellida como mi primera suegra, mujer aguda, inteligente, discreta y ordenada, a quien le encantaba el marrón glaçé, de quien tanto aprendí en aquellos tiernos dieciocho años que un día tuve y que hoy los contemplo tan lejanos-, piensa, y con razón, que más vale poner el parche antes de que salga el grano, y ha disuelto su parlamento convocando elecciones para el 13 de febrero, con alta indignación de su vice de Ciudadanos Francisco Igea que ya apunta a ser el candidato por su partido, casi extinto, en una batalla donde la derrota es un hecho por anticipado. Una agrupación que nació para dar batalla al nacionalismo catalán, pero, como Madrid es tan goloso, olvidaron a los catalinos y se vinieron al centro con la absurda intención de romper un bipartidismo que funcionaba divinamente, igual que en EE. UU, y en muchos países avanzados, pero ahora nos vemos convertidos en una farfalla de conglomerados que no hacen más que desestabilizar la vida de la ciudadanía, confundiéndola de forma permanente, ora con alianzas, ora con rupturas, y así no vamos a ningún lado positivo para quienes queremos la estabilidad y la calma que hubo en los 80, recién estrenada la democracia, en los noventa y los primeros dos mil. Todos quieren protagonismo. Rivera se largó con viento fresco porque no supo asumir su fracaso ni disolver la agrupación que un día creyó ser partido. Ahora es un deshecho de tienta que capitanea ya sin fuste ni ganas la monjil Arrimadas, que en Cataluña dio cierto juego, pero que a nivel nacional no pincha ni corta. Menos fuerza que una gaseosa, ya digo. En Andalucía están callados como monas para mantenerse compartiendo gobierno con el simpaticote Moreno Bonilla. En el ayuntamiento madrileño, la buenorra Villacís contemporiza con el eficaz Almeida. Y poco más, porque Edmundo Val inspira poco y Girauta se fue hace tiempo a escribir sus artículos dándolo todo en cada una de sus palabras. En un año Ciudadanos ha perdido tres gobiernos. Más les valdría entregar lacuchara y entonar el “me siento inferior”. Pero les cuesta, claro, y a los demás nos aburre. No todos son Ayusos de la vida, que ahora lanza una inteligente ley que obliga a Sánchez a pactar con Madrid para tocar su fiscalidad, una norma que “exige que cualquier cambio en Patrimonio o Sucesiones venga precedido de un acuerdo bilateral”. ¡Cómo nos cuida, la tía! Defiende, también, la “raíz constitucional de su autonomía financiera y subraya la imposibilidad de limitarla por ley”, ¡olé la niña que hubiera inspirado a Romero de Torres! Nunca ningún político miró tanto por sus contribuyentes, y eso es muy de agradecer. Ya veremos cómo les va a los chilenos que han elegido a un comunista en las recientes elecciones, decidido desmantelar el modelo neoliberal del que gozaban. Ya veremos también lo contentos que van a estar los que le votaron, cuando evolucione el nuevo gobierno socialista bolivariano en el país más equilibrado de Iberoamérica. Quizá acaben como los electores demócratas estadounidenses que están viendo desplomarse la aceptación de la número dos de la presidencia, Kamala Harris, con una popularidad tan baja como la que alcanzó en su momento Al Gore, segundo del presidente Clinton.

CODA. He visto por enésima vez en estas fechas Love Actually. Soy muy moñas, y sigue pareciéndome una película encantadora.