Opinión

Invasión exprés

Me da una pereza horrible pero ya sé que es imprescindible hablar de Ucrania y de la invasión exprés que está acometiendo Putin, esa especie de Iván el Terrible del siglo XXI, que aspira a ser una nueva versión del Gran Príncipe o de un nuevo zar que a sus sesenta y nueve añitos lleva ya 22 en el poder, luego de que Boris Yeltsin tirara la toalla empapada en vodka y dejara a Rusia envuelta en una corrupción feroz y colapsada en lo económico, con dos guerras en Chechenia (mi buen amigo Fermín Bohórquez decía “Seseña”), y un desbarajuste que permitió una nueva Constitución que le otorgaba un fortísimo y antidemocrático poder presidencial. Pero ahí estaba de primer ministro nuestro protagonista de hoy, Vladimir Putin, que de inmediato tomó las riendas de un país al que llenó de esperanza por haber bebido de las fuentes de Mijaíl Gorbachov, gran reformador de la Rusia comunista, a quien tuve el honor de conocer y de estrechar su mano. Pero resulta que no iban por ahí los tiros, y este nuevo Stalin del metaverso está invadiendo Ucrania, trayendo de nuevo muerte y miseria, y vaya usted a saber si no le ronda en la cabeza continuar con Moldavia, Estonia, Letonia y Lituania, porque este tarado no se para en barras. Mi consorte no hace más que mirar el estado de las criptomonedas para saber cómo va la situación: si bajan, empeora. Si suben, mejora. Un poco como la bolsa, pero con más precisión.

Sin embargo España está bastante más centrada en otra vaina. Llamémosla “El gallego y su cuadrilla”, como el libro de Camilo José que contiene una serie de deliciosos apuntes carpetovetónicos que siguen vigentes aun con el paso de los años, porque nuestro país es lo que es y la idiosincrasia no nos la cambia ni un Lenin redivivo, el que quiso ser Pablo Iglesias y ya ven la oscuridad en la que está sumido, la misma que devorará al otro Pablo, Casado, y a un Albert Rivera, aquel que se desnudó para llamar la atención del personal y también acabó rigurosamente desenfocado como Woody Allen en “Desmontando a Harry”, porque quien brilla en el momento actual es un Feijóo que tiene en su haber una serie de gestiones brillantes, como la que desempeñó como presidente del Insalud, como director general de Correos, como Presidente de la Junta de Galicia con cuatro elecciones ganadas con mayoría absoluta… En fin, que no está nada mal. Reconozco que no es mi “cup of tea”, aunque esto solo es una cuestión personal. Llevará a un PP actualmente deslavazado a una victoria electoral de un centro derecha necesario, dejando en los cubos de basura esos pactos con filo terroristas e independentistas que a las gentes de bien nos producen tanta náusea.

Nos provoca también malestar estomacal el uso y abuso que Ana Obregón hace de la tragedia de la pérdida de su hijo. Hay que ser más pudorosa con los sentimientos y dejar de exhibirlos de forma pornográfica, como quien enseña su sexo. También hay que mostrar recato con los trapicheos que el Sánchez hace para favorecer a los suyos. “Contrato directo del Gobierno a la empresa que fichó a Begoña Gómez”. Y luego hablan de las mascarillas del hermano de la Ayuso.

CODA. En Libertad Digital un tal Luca nosequé y una coleguilla femenina me pusieron a parir gratuitamente y sin conocerme. En ese mismo periódico leo “Los Reyes en el V Centenario del fallecimiento de Antonio de Lebrija”. ¿Será que en su ignorancia y su incultura lo confunden con el Lebrijano el cantaor?