Opinión

El deporte no puede aceptar a Rusia

Los criminales no pueden ser excusados ni siquiera mediante subterfugios que disimulen sus tropelías. La sociedad democrática debe repudiarlos sin contemplaciones y de ninguna forma puede dar pábulo a una interpretación rebuscada que confunda esa condena para sus ciudadanos. Es imprescindible que la reprobación afecte a todas las actividades del sátrapa, como le denominó ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Me refiero, evidentemente, a Vladimir Putin. Considero un acierto todas las medidas adoptadas por la Unión Europea, Estados Unidos y el resto de países adheridos a ellas, sin embargo lamento la tibieza de la FIFA, la UEFA y demás federaciones deportivas que se limitan a eliminar la bandera y obligar a los equipos rusos a competir en terreno neutral. No señores, no busquen atajos que puedan encubrir semejante iniquidad. Hay que prohibir su participación y, si apuramos, por un tiempo. Al menos, hasta que sean compensados todos los horrores, materiales y humanos, causados por la invasión y la guerra, aunque no hay precio para reparar la muerte de personas.

Quiero pensar que el pueblo ruso y los deportistas, al menos en su mayoría, no son culpables de los horrores originados por Putin, pero él es quien les representa para bien y para mal. Por ello, deben conocer las consecuencias de sus actos y de tenerle como su dirigente y perciban que su sistema político, hoy por hoy, no es homologable con las democracias desarrolladas.

Los ucranianos merecen todo nuestro apoyo y a todos los niveles. No solo por solidaridad como víctimas, sino también por nosotros mismos, por nuestra dignidad y por nuestra libertad. Más aún, conociendo de lo que es capaz el mandatario bolchevique. No me gusta que los malos acaben escapando. Así es la vida.