Opinión
Panorama después de la batalla
Los franceses se han pronunciado en las urnas y han optado por no correr los riegos –cuasi apocalípticos– que deberían arrostrar si optaban por la «ultraderechista» Le Pen, denostada por la casi totalidad de la opinión publicada tanto en Francia como en gran parte del Occidente europeo. Que en esas condiciones resulte apoyada por más del 41% de los votantes, ya merece una autorreflexión crítica acerca del papel que no pocos medios de comunicación ejercen en una sociedad pluralista y democrática. En las otras sociedades no hay caso, y el Pravda y Gramma de turno ya se encargan de inocular en los ciudadanos las consignas que proceden del poder único y absoluto del momento.
Esta elección acredita que la V República dista de responder al espíritu fundacional del General De Gaulle, que pretendía una suerte de Monarquía republicana, o mejor una República coronada –fuertemente presidencialista–, con una Asamblea Nacional bipartidista, alternándose en el Gobierno encabezado por un Primer Ministro sensible a la realidad parlamentaria pero nombrado por el presidente de la República.
Las urnas han hablado y su voz polifónica muestra una sociedad fracturada y, al tiempo, muy radicalizada. El «pacto republicano» –versión de nuestro «cordón sanitario»– aunque atenuado, sigue vigente y cerrando el paso de los candidatos y partidos cuyos programas y valores se consideran incompatibles con el sistema. El domingo volvió a suceder con Le Pen, pero su resultado muestra que ha obtenido votos que no han seguido la consigna oficial de los restantes partidos y candidatos, estimándose que un 13% de los votantes de Mélenchon la han preferido a ella antes que a Macron o la abstención. Preciso es tener presente que gran parte de los votantes de extracción económica baja le votan en gran medida por su política respecto a la inmigración, que les afecta más directamente que a clases más acomodadas, que optan mayoritariamente por Macron.
Con los grandes partidos sistémicos a la derecha e izquierda del centrista EM desaparecidos ambos el domingo, adquieren una particular relevancia las elecciones para elegir los 577 diputados de la Asamblea Nacional los próximos 12 y 19 de junio. La fractura social y su correlativa política explican que el mismo Mélenchon, comunista populista con más del 21% de voto, ahora opte a ganar las elecciones y ser Primer Ministro con Macron, en una insólita cohabitación.
Entre que cambie el sistema o cambie la sociedad, parece más razonable lo primero, y ya algunos apuntan a una reforma constitucional. Mientras, la UE a la espera.
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