Guerra en Ucrania

Fin..

El final de esta guerra será un borroso caos, solo aparecerán evidentes y claras las heridas

Este 9 de mayo sería una buena fecha para poner fin a la insensata, salvaje guerra Rusia/Ucrania. Pero las contiendas de este siglo ya no tienen un fin claro. No hay acuerdos, armisticios, rendiciones, tratados… Los matones no guardan las apariencias: han dejado de cumplir los contratos. Y Putin mentirá; aunque pierda, dirá que ha ganado, y una mayoría de su pueblo aceptará la falsedad. Putin necesita pensar que domina el tiempo, porque sabe que a él lo acecha, ha querido demostrarse a sí mismo que puede someterlo. Ya no cabalga a pecho descubierto por Siberia, para impresionar a nostálgicos y a esos que echan la culpa de sus males a «los otros» sin sospechar que puede tener al causante dentro de casa. Ahora Putin se ha encaramado a un misil que no ha pasado la última ITV de armas nucleares, y es evidente que no siente ninguna preocupación por si, al hacer una «prueba» nuclear, el arma no acierta el tiro y se lleva por delante una ciudad entera. Infortunadamente, en este mundo todavía quedan demasiados dirigentes arcaicos que tienen la misma estima por la vida (ajena) que por la honradez. Putin ha querido repetir lo de Rusia en Estonia, Rusia en Finlandia, Rusia en Letonia, Rusia en Georgia, Rusia en Lituania, Rusia en Azerbaiyán, Rusia en Chechenia…, y ha enviado al famélico, desalentado ejército ruso a Ucrania para hacer lo mismo por enésima vez en un siglo (1917-1920, 1932-1933, 1943-1953, 2014-2022). Una tiene la impresión de que el final de esta guerra, cuando llegue, si lo hace, será confuso. Putin tendrá que esconderse detrás del desorden para tapar un resultado que no podrá aparecer como un fracaso ante el pueblo ruso o el resto del orbe. El final de esta guerra será un borroso caos, solo aparecerán evidentes y claras las heridas. Después de toda esta destrucción bárbara, matanzas, desestabilización del planeta entero (la guerra es mundial, ciertamente)…, Putin no podrá acabar como rendido. No se doblegará, aunque pierda. Sumando así al desastre causado las consecuencias de disimular su estrepitoso hundimiento.