Pedro Sánchez
Pablo tiene lista la revancha contra Pedro
Hay vendettas pendientes de su etapa final en el Gabinete y cuenta a su favor con el ejército de trolls, hábilmente instruidos, y organizados en las redes
Pablo Iglesias no ha dejado de estar, ni de mandar, en Podemos. En la sombra maneja los hilos de la formación morada y resulta, para dolor de estómago de Pedro Sánchez, que le ha dado por resistirse a que aquella a la que él ungió como su heredera, la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pueda actuar con vida propia y no ser una figura más dentro de su grupo de acólitas. Como es un patriarcado de la izquierda, entonces ni ellas ni ellos tienen de qué preocuparse, y los demás, mejor callados. La construcción del espacio de Yolanda Díaz ha empezado con mal pie en Andalucía, y, aunque es verdad que buena parte de este problema está en las rencillas personales que concentran quienes estaban llamados a entenderse en el feudo andaluz, lo que ha ocurrido ante el 19-J no se puede entender sin la zancadilla a escondidas que llegó desde Madrid.
Los expertos en encuestas susurran al oído de Pedro Sánchez que no podrá gobernar si Yolanda Díaz no le aguanta, y no como un remake de Izquierda Unida, sino con una fortaleza que se acerque a la que tuvieron los morados en sus buenos tiempos. Por eso el presidente hace todo lo posible por ayudarla, incluso a costa de mantener agravios dentro del Consejo de Ministros muy poco presentables. Pero le está creciendo el problema de que su enemigo político ha decidido seguir haciéndole frente, y puede, como él sabe, ser más peligroso fuera del Gobierno que lo era dentro. Hay vendettas pendientes de su etapa final en el Gabinete y cuenta a su favor con el ejército de trolls, hábilmente instruidos, y organizados en las redes para asustar a los portavoces de la izquierda que osen decir algo que no les guste. En esto los extremos son mucho más hábiles que los partidos tradicionales y les han ganado el juego por goleada.
En tanto, Yolanda Díaz haría bien en guardarse de los que parecen suyos porque la construcción de «su espacio» amenaza con ser una guerra fratricida, en la que los personalismos cuenten más que el proyecto. Sus dos colegas en el Consejo de Ministros están bien instruidas sobre por dónde tienen que ir para apagarle los fusibles, aunque sea a costa de que la coalición se quede fuera del Gobierno. Siempre quedará, además, la posibilidad de que el «Mesías» regrese por la puerta grande, aunque ya no tenga coleta. Ella todavía no ha empezado a recorrer España, pero él sí está ya en la carretera.
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