Cuartel emocional
De mal en peor
En la vida de cada cual hay etapas en las que se va de mal en peor, y nadie se libra. Hay quienes hemos estado años y años cuesta abajo –o cuesta arriba, según se mire-, pero luego llega el llano y uno respira con cierta sensación de alivio. En España todavía no hemos tocado fondo, pero debe quedar poco porque no nos puede ir peor y se palpa en el día a día, en el cabreo de Argelia que se ha materializado ya en la llegada de pateras a Baleares y la posible suspensión de suministro de gas a nuestro país y a parte de Europa, pero el patán ha nacido de pie y cuenta (de momento) con el apoyo de Bruselas, pero que no juegue con la baraka porque ésta no es para siempre. Estamos como queremos: tenemos un patán de presidente del Gobierno y un cateto como jefe del principal partido de la oposición, que también goza de una flor en el culo, porque el PP sigue siendo caballo ganador en Andalucía, pese a la mamarrachada de las puestas de sol, cuando dijo que la de la Alhambra estaba muy bien, pero que la de Finisterre…¡Hay que ser necio para andar comparando en la tierra donde estás haciendo campaña! Aun así y gracias a Moreno Bonilla el partido sigue subiendo en las encuestas y dentro de una semana sabremos si se confirma lo que muchos dan por hecho, pero por favor, que el gallego no vuelva por allí.
En el Senado, en su primer cara a cara con Sánchez, nos dejó casi indiferentes, pero su contrincante estuvo todavía más flojo, evadiendo cuestiones fundamentales en la marcha del país argumentando que el PP lo único que hacía era estorbar, estorbar y estorbar. Flojo argumento para defender lo indefendible: sus pactos con los socios que le permiten continuar en el sillón de presidencia sin atender a sugerencias de medidas para afrontar la crisis y frenar la inflación. Resistir no es gobernar, le recordó, y la cosa quedó en tablas sin que ninguno de los dos brillara en ningún sentido. La próxima cita será en otoño. La esperamos con un cierto deje de aburrimiento.
Mientras tanto se vuelve a hablar de Pegasus, con Bolaños declarando ante el juez; el carca-Biden convoca la cumbre de las Américas descartando a Venezuela, Cuba y Nicaragua al tiempo que a Guaidó lo despacha con una breve conversación telefónica; Putin deja sin pesca a los japoneses con una suspensión repentina del acuerdo pesquero para faenar en las islas Kuriles del Sur, que fueron ocupadas por la Unión Soviética allá por 1945, por la nueva ronda de sanciones del país Nipón hacia la Federación Rusa. Estamos ante una nueva guerra mundial, y nosotros tan tranquilos. Y, finalmente, al Rey Juan Carlos le investigan los jamones que entraban en Zarzuela y las cacerías a las que era convidado al tiempo que Irene Montero despide a su jefa de gabinete con un sueldazo de 6000 euros mensuales para los próximos años. Esto no es para echar los pies por alto, no, ni tampoco la ropa que le prestan/regalan a Yolanda Díaz, aspirante a influencer, que me lo han contado mis gargantas profundas.
CODA. Me voy con mi ventilador portátil y mi spray de agua de rosas a ver a José Tomás, que se encierra con cuatro toros en la plaza de Jaén, no sin antes dejar mi último apunte: el Papa de ultraizquierda ha vuelto a dar la campanada. “No retoquéis las arrugas, son signo de madurez”. Entre esto y lo de las suegras en el Vaticano están en un sinvivir y ya corren rumores de nuevo Cónclave para mandarlo a la reserva. Como al bueno de Benedicto XVI.
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