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El peor recorte es la inflación

En Europa están asustados con nuestra capacidad infinita de subir la deuda del Estado

Socialistas y podemitas se han llenado la boca estos años con la monserga de que con este Gobierno se acabaron los recortes. Nunca más freno al gasto público, decían, y en efecto lo han activado con tanta generosidad que superamos con creces la capacidad de generar deuda de griegos e italianos. Una medalla más para Sánchez y otra para Calviño, que aseguró el mes pasado que la inflación iba a ser controlada y que, por supuesto, no llegaría nunca a los dos dígitos. Dicho y hecho, porque ya estamos en el 10,2%. Y subiendo. Impresionante la capacidad previsora de la vice. Eso sí, recortes en el gasto público no hay, porque ciertamente nunca despilfarramos tanto. El recorte de verdad está en nuestro sueldo. Siempre se ha dicho que no hay mejor subvención que la de tener un trabajo. En vez de tantos impuestos para repartir subsidios, más empleo, por favor. Deflacten ya el IRPF a las rentas medias y bajas. Suspendan el impuesto de hidrocarburos y, sobre todo, dejen de perseguir a autónomos y empresas como si fueran delincuentes. Con menos impuestos notaremos menos la inflación. Y con menos gasto político y burocrático habrá también menor necesidad de incrementar la presión fiscal.

En Europa están asustados con nuestra capacidad infinita de subir la deuda del Estado. Solo que andan tan preocupados los alemanes con su problemática energética propia que apenas tienen tiempo para ocuparse de nosotros. Pero llegará el día en digan: «si quieren que sigamos comprando deuda, ajusten el gasto». Tendremos entonces doble recorte: el presupuestario y el de nuestros salarios por la inflación. Pleno al quince.