Cuartel emocional
Del espíritu navideño
¿Dónde están esas soi dissant feministas defendiendo a ese batallón de afganas que en Kabul claman por su libertad?
No creo que hoy me lea mucha gente, porque andaremos todos asando el pollo, que lo del besugo habrá que dejarlo para otro momentito. Los precios están inasequibles y no merece la pena pedir un crédito para comprar un pez que podemos comer en otro momento del año sin tanto sacrificio. Pero hoy, día de Navidad, quiero hablar del espíritu navideño, porque me siento invadida de una extraña sensación, no sé, estoy simpática y amable, cosa que no suele suceder, y en la cocina, que es donde me muevo como pez en el agua, derrocho creatividad sobre mis cacerolas, haciéndolas funcionar a pleno rendimiento. Debe ser mi vocación frustrada de directora de orquesta que la sublimo con las ollas humeantes, ora con el hervor de un consomé de pavo para acabarlo en una pequeña marmita a la antigua, ora con el salteado de unas almejas que acabarán dando sabor a unas tiernas alcachofas según la receta del amigo Arguiñano, ora asando unas paletillas de cabrito para quienes preferimos el elemento proteico al vegetal, que acaba dando unas consecuencias penosas de tipo gaseoso. Pero tampoco sobrevaloremos la cosa y no dejemos escapar las perlas que algunos conocidos sueltan a bote pronto.
Vayamos con la mamarracha de Lilith Vestringe, digna hija de su padre. Dice la ignorante, dice: “el Rey no tiene legitimidad democrática para hablar de la crisis institucional”. Y si no la tiene el Rey, ¿quién la tiene, pues, monina? Otra perla cultivada es la de Sonsoles Ónega que va y suelta sin que se le descomponga el flequillo “el mejor de los mundos posibles será uno gobernado por una mujer”. Y yo te pregunto, querida amiga, ¿no será mejor uno gobernado por alguien competente, digamos una persona con preparación suficientemente amplia como para obrar con coherencia, inteligencia, sin ambición económica ni de un poder desmesurado, que no necesite robar, que no precise del empleo de gobernante para comer caliente, es decir, alguien, me da igual hombre que mujer, que nos proporcione el bienestar y el orden necesario para vivir en sociedad con paz y sin penurias? Dejemos ese simpático feminismo mal entendido y vayamos a la eficacia, porque mujer es Irene Montero, gracias a quien van ya 108 violadores que se ven beneficiados por las estupenda ley del sí es sí, o esos menores que se cercenan el penecito para cambiar de sexo sin que tengan que ver los padres, o esas niñas que abortan sin necesidad del consentimiento de sus progenitores; y también es mujer la más arriba mencionada Lilith, personaje más que ínfimo, sobrevenida a Secretaria de Estado. Si para tener al frente de un mundo estupendo, admirada Sonsoles, tiene que ser alguna de esas necias, francamente, querida, yo me borro, aunque sea tirándome por una ventana, que sería la única salida posible a semejante mundo de mierda.
A propósito, ¿dónde están esas soi dissant feministas defendiendo a ese batallón de afganas que en Kabul claman por su libertad y protestan ante la prohibición de la educación femenina en los centros de enseñanza superior al grito de “todos o ninguno”? Es que se me llena la boca de preguntas ante la falta de apoyo, ante la falta de espíritu corporativo. Seguramente entre todas estas pobrecitas habrá alguna que sí sabría qué hacer al frente de un ministerio o una secretaría de Estado, y no lo que tenemos en este país, que da bastante náusea.
CODA. No me ha tocado la lotería por una razón de peso, no he jugado. Me tocó hace muchos años, cuando trabajaba en la Televisión de Galicia. Doscientas mil pesetillas del ala, que en aquel momento me vinieron de perlas, como me vendrían ahora, pero soy más de primitiva o de euromillones. El próximo domingo ya estaremos en el nuevo año, lo mismo que ya hemos pasado al invierno y los días empiezan a crecer.
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