Política

Se hará justicia

La Unión Europea vuelve a hacer del juez Llarena un superhéroe en lugar del hombre ridículo en el que quisieron convertirle con formas de macarras y suspensos en leyes

Al Gobierno ambipaleto de Pedro Sánchez, en el que parece que no queda un abogado que pueda enseñar sus credenciales cuando deje el sillón; ante ese Gobierno, sí, la Justicia se cruje los nudillos antes del gancho de izquierda y de derecha que le dará como a un púgil sonado. Vayamos por asaltos.

Puigdemont está al caer si la inmunidad parlamentaria no lo evita. El aviso de los ropones de la Unión Europea a Bélgica para que no se entrometa en la euroorden de Llarena, que pide que venga ya el Molt Honorable en el exilio, que empieza Don Carnal, es un golpe sin vaselina a los entrometidos juristas de pelo y medio que idearon eliminar la sedición y retocar la malversación en inaudito afán de desacreditar a nuestros togados. Europa viene esta vez a poner las figuritas en su sitio. El nuevo discurso sanchista que enmendaba la plana al Supremo tendrá que subirse la cremallera pues no llega tan lejos como esperaba la micción presidencial ya que es más cagada de gallina que cuerno de rinoceronte. Alabada sea por una vez la alta corte de Luxemburgo que puede entrar en la campaña electoral con salmonelosis para el pincho de tortilla de los socialistas.

Sánchez no puede encararse con Europa, más aún ahora, cuando le va a tocar a nuestro país presidir la institución. Estará el presidente presumiendo de inglés en el intento de «reinaxença» nacional por lo que el catalán deberá ser íntimo, casi susurros al oído en lugar del grito que gastaba hasta ahora para decirle a la derecha, a la derecha española, que le dejaran en paz, ya que él sabía cómo terminar con la guerra cutre del secesionismo cañí. La Unión Europea vuelve a hacer del juez Llarena un superhéroe en lugar del hombre ridículo en el que quisieron convertirle con formas de macarras y suspensos en leyes. Al final ocurre como con la ley del «solo sí es sí» (incluso lo será en la fiesta de los premios Goya), que se cambió la malversación y la sedición para que venga ahora la UE para ponernos, al estilo Eurovisión, en nuestro sitio.