Tribuna

56 a 10, por eso Feijóo no es presidente

Pese a ganar descubrió que su única opción era la repetición electoral

56 a 10, por eso Feijóo no es presidente
56 a 10, por eso Feijóo no es presidenteRaúl

Alberto Núñez Feijóo no se plantea ni remotamente el canto de sirena de Esperanza Aguirre pidiendo votar a Pedro Sánchez para sacar de la ecuación a Sumar y demás apoyos. Que sería como un voto patriótico, como el de Barcelona que aupó a Jaume Collboni a la Alcaldía y dejó a Ernest Maragall y Xavier Trias con un palmo de narices. Lo que no se dice es que uno u otro entrarán en el equipo de gobierno de Collboni. Con Maragall lo tenía Collboni ya medio cerrado. Pero tras el 23J todo quedó en suspense y puede que sea Trias el elegido –otra contraprestación– pese a que Collboni prefería a Maragall.

Los tejes manejes no cesan. Dio sus votos Daniel Sirera a Collboni. Generosamente. Pero si alguien no va a estar en el Ayuntamiento de Barcelona, gobernando, es precisamente él. Podrían volver los concejales de Ada Colau. No sus cargos de confianza porque han seguido en el Gobierno con solución de continuidad. También los de Trias o los de Maragall. Pero si alguien no va a estar es Sirera o cualquier otro concejal del Partido Popular. No los quieren. Pese a Xavier Albiol, alcalde de Badalona, el PP sigue siendo el patito feo en Cataluña.

Y es que es precisamente en Cataluña donde perdió las elecciones Núñez Feijóo. Por un contundente 40 a 8, que es la diferencia entre los que le pueden votar y los que no van a votarlo jamás. Si a eso le añadimos el País Vasco, la cuestión se explica fácil. 16 contra 2. Esto es, sumando Cataluña y Euskadi, la suma de diputados favorables y contrarios al PP es de 56 a 10. Eso es lo que explica que al Partido Popular de Núñez Feijóo no le hayan salido las cuentas.

Lo raro es que quien pida a Feijóo que se inmole -o igual no- sea Esperanza Aguirre y no los Felipe o Guerra. Puesto que estos tienen toda la legitimidad para hacerlo. No ya por su beligerante actitud a acuerdo alguno con Sumar de Yolanda Díaz y los indepes. Sobre todo porque en su día se salieron con la suya para investir a Mariano Rajoy. Destronaron a Pedro Sánchez y provocaron la crisis interna más grave del PSOE desde su fundación.

Claro que, por aquel entonces, Rajoy había ganado las elecciones. Con la diferencia que las expectativas generadas para el 23J eran tales que la noche electoral fue un mazazo para el PP. Pese a ganar, descubrió que su única opción era la repetición electoral.

Cabe decir que el verdadero ideólogo del PSOE es el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pedro Sánchez ha tomado este rumbo. Pero pudo ser otro si la jugada de repetir elecciones en 2019 le hubiera salido bien.

Aunque tampoco se debería olvidar que Zapatero apoyó a Susana Díaz. De la que ya nadie se acuerda. La candidata de Prisa y del aparato. Lo tenía todo a su favor. Sánchez los volteó a todos. Un día tuve ocasión de preguntar a Zapatero por aquella apuesta que casaba poco con su papel entre bastidores. Y su sincera aura izquierdista. Además de defensor vehemente de una España plurinacional. Fue Zapatero una de las personas que medió con ahínco para llevar a buen puerto los indultos. Se llevaba mejor con Susana me dijo. O eso entendí. Y eso debía ser porque si alguien se ha arremangado en favor del actual Pedro Sánchez es Zapatero. Del actual, porque los registros de Pedro Sánchez son tan diversos como la vida misma.

Pero poco habría podido hacer el leonés sin los resultados en Cataluña y Euskadi. Él fue quien pactó el Estatut con Mas. Y quien pactó el fin de ETA. Dos de sus apuestas. Pero no fue por su León natal que Pedro Sánchez será presidente donde PP y PSOE se repartieron los cuatro escaños en juego. Tablas, por tanto.

La máxima fortaleza del Partido Popular es también su mayor debilidad. Es tan fuerte en el conjunto de España como endeble en la periferia.