Opinión

«El agua no cae del cielo»

La Generalitat de Cataluña ha decretado la «primera fase de emergencia» por sequía

Estamos pasando en diversas zonas de España por una carencia de agua que por ejemplo en Cataluña, ha llevado a que este jueves 1º de febrero, la Generalitat haya decretado la «primera fase de emergencia» por sequía. Con razón el refranero popular dice que «nunca llueve a gusto de todos» ya que en otras zonas la situación es todo lo contrario, con copiosas lluvias y riadas. En todas las culturas y religiones del mundo han existido a lo largo y ancho de la Tierra rituales con chamanes, brujos y hechiceros para hacer frente a las tormentas, el granizo o la sequía, y que, en Occidente, el cristianismo transformó en rogativas públicas siendo el Papa San Gregorio Magno a comienzo del siglo VI, quien estableció una especial liturgia para algunas de ellas. La Historia de la humanidad es indisociable de los cambios climáticos en el planeta Tierra, y que acompañan al hombre durante los miles de años que hace que lo habita. Ahora sabemos que ha tenido que llegar esta tan sabía generación para descubrir que el clima es variable y cambia, y que por tanto no es una realidad inconmovible y estática. Afortunadamente, el clima cambia en el planeta Tierra desde la creación del mundo porque si no quizás todavía estaría sumido en aquellos tiempos de glaciaciones que hacían que la vida humana en él fuera complicada a causa del excesivo frío. No es fácil entender cómo la humanidad ha podido sobrevivir a tanto calentamiento y enfriamiento global y a tanta contaminación, sin que la religión climática, con sus dogmas y predicadores actuales, existiera. El govern de la Generalitat puso hace meses en marcha una campaña publicitaria con el título «L’ aigua no cau del cel» –(El agua no cae del cielo)– para promover el autocontrol del consumo personal, y evitar tener que imponer restricciones. El límite para establecerlas al consumo humano, se establece en 200 litros por persona y día, que afecta ya a diversas localidades barcelonesas. A esta decisión política se suma ahora la Iglesia en Cataluña, que anteayer, 2 de febrero, en la Conferencia Episcopal Tarraconense ha hecho pública una Nota al respecto con las oraciones para pedir la lluvia. Quizás la Generalitat además de preocuparse por la amnistía de Puigdemont, debiera haberse ocupado en desarrollar algunos proyectos para prevenir la sequía actual con 40 semanas de carencia de lluvias. Aunque si para los nacionalistas gubernamentales «el agua no cae del cielo», la lluvia no parece sea una solución al problema, porque parece que ella sí cae del cielo. Mejor creer en la religión verdadera, que en la climática.