La situación

Candidata a dedo

«Ser designada sucesora a título de cabeza de lista electoral alimentó sus ambiciones políticas, nunca disimuladas»

«Hay que dejar volar a la gente en política». Lo dijo anoche Yolanda Díaz en el programa de Jordi Évole, en laSexta. Se mostró pretendidamente sorprendida por el influjo –nada limitado– que Pablo Iglesias tiene sobre el partido que él creo, y cuyas estructuras de mando controla férreamente sin necesidad de ocupar ningún cargo orgánico, solo a golpe de orden cuasi militar. ¿De verdad le sorprende, vicepresidenta? ¿No pensaba que las cosas serían así? Y tan interesante para el análisis psicológico-político como eso: dice Yolanda Díaz que no le gustó que Iglesias la designara como sucesora a dedo. Entonces, ¿por qué aceptó? ¿Es machista que un hombre se permita decidir lo que va a hacer una mujer? ¿Es machista que esa mujer acepte sin más la orden del hombre?

Fue Pablo Iglesias quien, en los tiempos en que aún aspiraba a asaltar los cielos, reconoció ante audiencias entregadas a su causa que sería inevitable «cabalgar contradicciones». Desde entonces –hace una década– el jefe y sus subalternos no han dejado de cabalgar. Y Yolanda Díaz se ha convertido en una amazona muy destacada, que ahora se queja de lo que ya sabía que iba a ocurrir. La realidad es que ser designada sucesora a título de cabeza de lista electoral alimentó sus ambiciones políticas, nunca disimuladas. Y si tenía que ser por el dedazo nada feminista de un hombre, pues que sea. En los extremos del espectro político, los medios nunca condicionan los fines.

«Si pides la unidad a torta limpia, deprimes a tu electorado y luego da igual que te des la mano», sentenció Yolanda Díaz ante Jordi Évole. Sonó a advertencia hacia Podemos: o los morados se entregan ahora a Sumar sin condiciones, o cuando las elecciones generales estén a la vista, y quizá Podemos implore ir en las listas para no desaparecer, Sumar no tendrá piedad. Y no habrá que esperar mucho para disponer de un elemento de análisis científico sobre las posibilidades de Podemos de seguir siendo un partido importante en España: el 28 de mayo, las urnas dictarán sentencia, y no está claro que vaya a ser absolutoria.