Julián Redondo

9 jornadas y media

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Busquets, futbolista extraordinario por quien hay que cruzar los dedos para que la pubalgia que le acorrala le permita disputar en plenitud el Mundial de Brasil, pisó la cabeza a Pepe. Un arrebato que Undiano tampoco vio y que, afortunadamente, no dejó huella en el rostro de la víctima. Seguro que antes de hincar los tacos se apiadó. También es un exceso que los árbitros permitan a los jugadores del Barça que les achuchen en cada falta, hábito deplorable y perseguible, cual Pepe sobre Casquero. Pepe, un tipo la mar de afable fuera del campo que dentro se transforma, acaso porque en su interior anida la naturaleza de aquel escorpión que engañó a la rana, tendría que andarse con cuidado y evitar caer en la tentación de Fàbregas. Con el «golaverage» incluido, quedan 9 jornadas y media y una sucesión de combates entre tres equipos que no pueden debilitarse con expulsiones absurdas ni resolviendo las diferencias a golpes. Pies de plomo. Y sangre fría, antes de que brote en ellos un Mickey Rourke, aquel galán que encandiló a Kim Basinger en «9 semanas y media», y que con el paso de los años acabó desfigurado por efecto de los golpes encajados en el ring y los machetazos que recibió en el quirófano, lo que viene a ser la elección de un cirujano plástico del que huiría Belén Esteban.

«You can leave your hat on» cantaba Joe Cocker a la entonces pareja de moda. Hoy lo que triunfa es alargar los partidos tertulia tras tertulia, de polémica en polémica hasta la extenuación, o hasta el encuentro siguiente, en aras del espectáculo. Como para quitarse el sombrero, vamos.