Elecciones generales
Acto segundo
En el primer acto Rivera y Sánchez urdieron un pacto para que el segundo no fuera investido, pero al menos le dieron a aquello un realce mayestático que provocó cierto rubor sabiendo todos que el paripé era para el país de Nunca Jamás. Firmaron en un salón de respeto del Congreso ante invitados a los que saludaron con gran solemnidad. No sé si comenté entonces que aquella pompa y circunstancia recordaban la rendición del Japón en la cubierta del «Missouri» surto en la rada de Tokyo. Y es que estos meses han dado para muchos Peter Pan. En este acto segundo ha vuelto Rivera como primer actor con otro pacto, pero con el PP, y es que la necesidad de Ciudadanos de hacer el bien puede llevarles a firmar acuerdos sustanciales con la Confederación Hidrográfica del Ebro, si fuera menester. Dada la fatiga de combate del votante se perdonará no estudiar los papeles PP-Ciudadanos hasta poder desentrañar los misterios de Ferraz y tener conocimiento de un buen psicoanálisis (a ser posible argentino) de Pedro Sánchez y su guardia de corps, porque si continúa con el débil pensamiento único del no es no habrá que bajar el telón de este segundo acto y pergeñar el libreto del tercero, que está por escribir. Don Pedro, que gasta maneras de faltón, parece suponer que Mariano Rajoy es el Monstruo de las Galletas y que en su legislatura sólo procuró la mayor zozobra posible para los españoles, supuesto bajo el que es inevitable el rechazo frontal a figura tan detestable. En el Comité Federal socialista cunde también el holograma de que la corrupción comienza con el PP y que el PSOE nunca dio el pistoletazo de salida de esa mala costumbre de meter la mano en la lata. No es que hagan una lectura torticera de nuestra más reciente Historia; es que la han borrado de todos sus discos duros, refugiándose en su adanismo tan querido. Hace tiempo que el PSOE pierde afiliados, y tras taladrar dos veces su suelo electoral no hay noticia de que estos compañeros hayan analizado mínimamente su declive sostenido. Y para gobernar algún día no es suficiente representar a Rajoy como Jack el destripador e insultar tan gravemente la inteligencia de los votantes. Porque si se abriera el escenario para el tercer acto puede suponerse otro crecimiento moderado del PP y nuevo revolcón de don Pedro. A lo peor quiere llevar el PSOE al Grupo Mixto.
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