Agostí

En Madrid se está muy a gusto en agosto, y no es sólo aliteración ni pose. Y quien dice en Madrid, dice en Salamanca, en Teruel, en Sevilla y hasta en Albacete. Ignoro a las ciudades grandes que tienen mar porque eso es calidad de vida y a los demás nos parece casi pornográfica esa vida tan buena. En agosto hay poca gente y de mejor humor. Ay qué bien se está en agosto en Madrid, en Salamanca, en Teruel, en Sevilla y hasta en Albacete, dice uno, y ante esto siempre hay otro que afirma que ahora la gente se queda más. De éstos que siempre te hacen ver que cuando las cosas estaban bien tú no existías hay uno en cada bar, empresa y familia española. En agosto tiene uno la sensación de que es entonces y sólo entonces cuando la ciudad tiene el número exacto de habitantes: pocos, pero no tan pocos, los justos para que haya algo de ambiente cuando una se da un paseo nocturno y que se encuentre sitio en los sitios, una aliteración redundante. Se aparca fácilmente y tan raro es esto que a alguno echa las tardes aparcando de sitio en sitio, mira, ahí hay otro, y ahí, y ahí. En agosto ya no hace tanto calor porque de vez en cuando hay brisa de esa que sopla en el cogote y la gente trabaja poco porque el encargado está de vacaciones. El madrileño medio, el salmantino, el turolense, el sevillano, y hasta el albacetense, está de buen humor porque, además de no pegar palo al agua, se va pronto a casa y se echa la siesta.

Pero el agosto de Madrid, Salamanca, Teruel, Sevilla y hasta de Albacete, tiene un problema gordo: se acaba. En septiembre vuelve la masa, morena y con chanclas. Y el que estuvo en Madrid, Salamanca, Teruel, Sevilla y en Albacete en agosto se siente violado en su tranquilidad e intimidad de ciudad vacía, maldice la hora en la que se acabó el mes y volvió todo a la normalidad, se enfada por todo y siente como si en su casa se hubiera instalado un botellón de adolescentes. Ay qué bien se está en Madrid, Salamanca, Teruel, Sevilla y en Albacete en agosto. Hombre, se está mejor de vacaciones, no te jode.