Francisco Pérez Abellán
Agresión sin freno
Es aquí donde debe actuar el efecto disuasorio de la Ley. Todos los jóvenes deben saber que una salvaje agresión será especialmente valorada en su importancia penal. El alcohol, las drogas y la propia frustración de una sociedad con los valores trastocados empujan a la violencia. Una celebración como Año Nuevo es especialmente favorable a que se desaten la rabia y agresividad larvadas. Sólo el imperio de la Ley puede prevenirlo.
Los jóvenes que protagonizan estas «razzias», que suelen salir a pelear y a batir al adversario inventándolo donde no lo encuentran, precisan de una campaña que limite el abuso del alcohol y otras drogas. En estos casos es especialmente eficaz el servicio de control de alcoholemia, o los controles rutinarios en carretera, porque pueden detectar grupos que practican la violencia irracional. Suelen ser fácilmente reconocibles, porque aunque tomaran la prudencia de que el conductor fuera abstemio, suelen presentar un aspecto característico de personas violentas en medio de una acción. Incluso ellos mismos se delatan cuando pertenecen a bandas juveniles o asociaciones para el delito, ya que suelen ir acompañados de efectos o armas con las que pretenden cumplir su propósito.
Las heridas causadas a la que parece ser la primera víctima madrileña del año. Son la demostración de una actitud agresiva sin freno en la que no media provocación alguna. Sencillamente, a los agresores no les gustó la vestimenta, las caras o algún gesto de los agredidos. Eso fue suficiente para que descargaran su odio. Suelen salir con la intención de divertirse haciendo daño. Al menos eso es lo que se desprende de lo que sabemos. Es importante destacar que un grupo así no se improvisa ni es hijo de la casualidad. Estos cinco individuos, presuntos autores del ataque a los tres amigos y de la patada que produjo la muerte, deben tener experiencia en estas lides. Es casi imposible derrumbar a un joven fuerte, según parece experto en artes marciales, de un solo patadón, salvo que quien lo propine esté muy acostumbrado a pelear. En un futuro próximo, cuando cada ayuntamiento tenga una oficina de seguridad en la que trabajen criminólogos podrá programarse la detección y prevención de bandas y actuación de grupos violentos sin freno, poniendo a salvo a la población, que tiene todo el derecho a salir con seguridad, cualquier noche festiva, sin ser asaltado, herido o muerto.
*Criminólogo
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